¿Qué causa la Ruptura prematura de membranas pretérmino? tratamiento

El término rotura prematura de membranas (RPM) hace referencia a la rotura de las membranas fetales (lo que comúnmente se llama "romper aguas") antes del inicio de las contracciones uterinas. Pero hoy vamos a centrarnos específicamente en la rotura prematura de membranas ( RPMP), que es cualquier RPM que se produce antes de una edad gestacional de 37 semanas.

La RPMP se produce en aproximadamente el 3% de los embarazos y representa alrededor del 33% de los nacimientos prematuros. En la mayoría de estos casos se trata de fetos viables, es decir, de entre 24 y 37 semanas de gestación. En cambio, la RPMP pre-viable (RPM antes de las 24 semanas de gestación) se produce en menos del 1% de los embarazos.

Tanto la RPM a término como la RPMP se caracterizan por la salida de líquido amniótico a través de la vagina antes de que hayan comenzado las contracciones del parto. Mientras que las mujeres con RPM a término pueden ser simplemente ingresadas en la sala de partos y se les induce el trabajo de parto (si la rotura de la membrana no desencadena el trabajo de parto por sí sola), o pueden nacer mediante una cesárea, la RPMP puede ser más problemática. Esto se debe a que el feto puede no estar del todo preparado para comenzar su vida fuera del útero. El nivel de prematuridad marca la diferencia. La RPM tardía -la que se produce a las 34-37 semanas de gestación- requiere un curso de acción que difiere del que se requiere para la RPMP que se produce a las 24 semanas, o de la que se produce a edades inferiores a las 24 semanas. En otras palabras, el momento lo es todo.

Por lo general, la RPMP puede diagnosticarse basándose en el historial y la exploración física, y en algunas pruebas de laboratorio sencillas que se realizan con muestras tomadas de la vagina o el cuello uterino. Por lo general, hay un gran chorro, o una fuga constante, de flujo vaginal claro de la vagina. Los médicos realizarán entonces lo que se denomina prueba de la nitrazina. Si ésta revela un pH elevado (la vagina es alcalina en lugar de ácida), indica que se ha producido una fuga de líquido amniótico desde el interior del útero. Sin embargo, la prueba de la nitrazina puede ser falsamente negativa si has sufrido una RPMP prolongada, es decir, si el chorro de líquido (la rotura de aguas) se ha producido hace muchas horas. En estos casos, la prueba de la nitrazina puede ser falsamente positiva, porque el pH vaginal habrá vuelto a la normalidad después de todo ese tiempo. Otra prueba que se realiza es la llamada prueba del helecho, que puede apoyar el diagnóstico de la RPMP basándose en el aspecto de la mucosa cervical al microscopio. Esta prueba es más sensible y específica en mujeres que ya están de parto.

La prueba de la fibronectina fetal es muy sensible, pero no es tan específica para la RPM. Esto hace que la prueba sea útil para descartar la RPM. Esto se debe a que, si da un resultado negativo, los médicos pueden estar muy seguros de que tus membranas están intactas, aunque si da un resultado positivo sólo podría significar que algo va mal. Otras pruebas de contenido vaginal son el test AmniSure y el ROM Plus. Los médicos también pueden utilizar la ecografía para medir el volumen de líquido amniótico en tu útero. Si la cantidad de líquido es muy baja, esto apoya el diagnóstico de RPMP.

La RPMP puede provocar una infección del líquido amniótico y de la membrana que rodea al feto, así como un desprendimiento de la placenta, es decir, la separación de la placenta de la pared uterina. Esto, a su vez, puede provocar una infección en todo el cuerpo (sepsis). También puede provocar la inflamación de la pared uterina después del parto (endometritis posparto). Además, la RPMP hace que el parto por cesárea sea mucho más probable.

En caso de desprendimiento de la placenta, el feto corre un riesgo extremo, ya que significa que se corta la circulación a los tejidos fetales, lo que puede provocar la muerte del feto. Del mismo modo, la infección intraamniótica es un gran peligro tanto para el feto como para la madre. Puede provocar una sepsis fetal y la muerte del feto. El feto también corre el peligro de tener pulmones poco desarrollados, síndrome de dificultad respiratoria, hemorragias cerebrales, deformaciones esqueléticas, problemas con el cordón umbilical, retraso en el desarrollo neurológico o deterioro y muerte neonatal.

En cuanto al tratamiento de la RPMP, si el feto tiene 34 semanas de gestación o más, los médicos le inducirán el parto inmediatamente administrándole la hormona oxitocina. Esta hormona es segura para el feto que va a nacer y sirve para estimular las contracciones del feto. No se administra si se necesita una cesárea, en cuyo caso los médicos deben hacer lo contrario, es decir, impedir o detener las contracciones uterinas. Los antibióticos deben administrarse para tratar la infección intraamniótica a fin de evitar todas las graves consecuencias mencionadas anteriormente que pueden surgir para la madre y el feto.

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