Parto: ¿Cómo superar la fase de desesperación?

Durante el parto, casi todas las mujeres han pasado por ese momento tan especial: la fase de desesperación. Se trata de una etapa clave del parto, durante la cual la mujer empieza a perder la esperanza y no se siente con fuerzas para dar a luz. Este fenómeno, que puede ser muy impresionante, pero que sobre todo puede hacer sentir a la joven madre que no empuja de la manera correcta, es sin embargo relativamente frecuente y no significa que el parto vaya mal.

¿Qué es la fase de desesperación?

Unos minutos antes de la llegada del bebé, se produce un fenómeno completamente natural, que se denomina fase de desesperación. En realidad se trata de una gran liberación de hormonas, especialmente de adrenalina, que pertenece al grupo de las catecolaminas. Este fenómeno desencadenará las últimas, más fuertes y eficaces contracciones.

La fase de desesperación es a veces impactante, ya que la mujer tiene la impresión de que nunca podrá dar a luz a su hijo. Parecerá asustada y los que la rodean pueden pensar que está perdiendo la cabeza y entrando en pánico. Esto también puede dar lugar a un comportamiento agresivo hacia los que la rodean. Lo cierto es que aunque la situación parezca totalmente descontrolada, este tipo de comportamiento significa que el parto está cerca y es cuestión de minutos.

No todas las mujeres sienten este momento con la misma intensidad. En efecto, bajo la epidural, parece que la fase de desesperación se siente mucho menos, ya que el dolor está mucho menos presente, lo que permite no perder demasiado el equilibrio.

¿Cómo lo sentiré?

Justo antes del pujo, cuando estás casi preparada para dar a luz, puedes sentir una intensa sensación de pánico, un impulso de parar todo, de salir de la habitación. Como un fuerte momento de duda, indecisión y confusión.

También puedes sentir una fuerte sensación de ansiedad, miedo a morir, la sensación de que nunca podrás sacar a este bebé o de que ya no tienes fuerzas, puedes tener ganas de gritar cosas como "haz una cesárea", "saca a este bebé" o incluso comportarte de forma agresiva. Sentirás que pierdes el equilibrio y que ya no tienes el control de la situación.

Esta fase de desesperación no es más que una señal de que el parto es inminente y el encuentro cercano y esta descarga hormonal te permitirán encontrar una fuerza inimaginable para completar el nacimiento y dar a luz a tu bebé.

¿Cómo superar esta fase?

Para quienes rodean a la futura madre, esta etapa puede parecer impresionante (especialmente para el futuro padre, que nunca la ha vivido) y es muy normal querer volcarse para intentar disminuir el dolor. La matrona será de gran ayuda. Sin embargo, no hay realmente una reacción adecuada al inicio de esta fase, ya que la mujer está completamente en su propio mundo. Una intervención podría ser incluso inoportuna, así que quédate con ella, para demostrarle que no está sola, pero déjala hacer. Cuando el bebé nazca, la fase de desesperación habrá pasado.

Durante la fase de desesperación, sólo necesitarás que te apoyen y te tranquilicen. Necesitas escuchar las palabras adecuadas que te empujen hacia el nacimiento de tu bebé.

Algunas frases te harán sentir bien al escucharlas y permitirán que tu pareja se sienta útil en esta etapa final (una pequeña lista para darle para el día del parto).

  • No te asustes, todo va bien.
  • El bebé viene, vamos a conocerlo.
  • Has hecho la parte más difícil del trabajo, este es el final.
  • Lo conseguirás.
  • Concéntrate en el bebé, yo estoy aquí para ti.
  • Estoy orgulloso de lo que estás haciendo.

Las palabras tranquilizadoras, las atenciones dirigidas (un beso, acariciar el pelo) son necesarias para este paso y serán las únicas cosas que serán útiles.

La matrona te ayudará a respirar, a concentrarte en la contracción, en el pujo y en la respiración que te permitirá gestionar el pujo y el periodo de recuperación entre dos contracciones.

En este intenso momento, no hay nada más que hacer. Esto es difícil de imaginar para las personas que te acompañan y que querrán ayudarte en este dolor moral, pero el riesgo es romper el proceso natural frenando el trabajo que está haciendo la madre.

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