Esta es una de las creencias más extendidas sobre el embarazo... Según muchas personas, hay más nacimientos en las noches de luna llena. Pero, ¿es realmente así? Diferenciamos lo verdadero de lo falso a continuación.
¿Puede la luna llena jugar con nuestras emociones, nuestro sueño y la llegada del bebé?
Seguro que más de una vez has escuchado "¡Es casi luna llena, vas a dar a luz!"
De hecho, las mujeres embarazadas que se acercan al final de su embarazo suelen escuchar este tipo de afirmaciones. Esta creencia, según la cual la luna llena influiría en los partos, implica que en las noches de luna llena los nacimientos serían más numerosos, favoreciendo así la llegada del bebé. Pero en realidad, este no es el caso. Te explicamos de dónde viene esta creencia y por qué muchas personas siguen creyendo en ella, mientras que numerosos estudios científicos han refutado esta teoría.
Luna llena y parto: ¿de dónde viene esta creencia?
La idea transmitida según la cual la luna llena influiría en el parto es muy frecuente, e incluso encontramos ciertos profesionales de la salud que creen en ella. Hay que decir que esta creencia es muy antigua, y por tanto está bien anclada en las mentalidades. ¿Pero de dónde viene? En muchas culturas, e incluso en la mitología, la luna se asocia con la fertilidad y los ciclos femeninos. Las mujeres tienen un ciclo menstrual de 28 días, y los ciclos lunares duran 29 días. Así que algunas personas han visto una conexión. Además, un embarazo a término dura 280 días, es decir, 10 lunas. En su día, los humanos pensaron que debía existir una relación entre las fases lunares y el parto, o incluso con la menstruación. Salvo que nunca se ha demostrado nada.
No, la luna llena no influye en el parto
El rumor de que la luna llena aumenta el número de nacimientos está tan extendido que los investigadores han intentado en varias ocasiones determinar si realmente es así. Se han realizado varias docenas de estudios sobre el tema y cada vez la respuesta es la misma: no hay más nacimientos en las noches de luna llena que en otros días. Y si no hay más, entonces esta creencia es errónea.
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Entre los numerosos estudios sobre el tema se encuentra uno publicado en mayo de 2005 en el Amercian Journal of Obstetrics and Gynecology. Los investigadores estudiaron 564.039 nacimientos no programados durante cinco años, es decir, 62 ciclos lunares. Son muchos datos para tener y poder sacar estadísticas serias de ellos. Pudieron observar que no había más partos ni complicaciones en el embarazo, como abortos o preeclampsia, en el momento de la luna llena.
La luna llena y el parto: ¿por qué seguimos creyendo en ella?
Los estudios sobre la luna llena y el parto son numerosos, y algunos son relativamente antiguos. Si todos son categóricos en cuanto a la ausencia de vínculo, hay que constatar que mucha gente sigue pensando que hay un vínculo. Esto se debe a que los humanos necesitan encontrar respuestas a cosas que no entienden.
Aunque los conocimientos sobre el parto y el embarazo son cada vez más numerosos, todavía hay muchas cosas que se desconocen. Por eso hay tantas creencias en torno a este periodo. Por ejemplo: Cuando una mujer embarazada levanta los brazos, se le dice que así bajará el bebé. A las futuras madres se les dice que no crucen las piernas, pues de lo contrario el cordón umbilical se enrollará en el cuello del bebé. Dicen que la acidez está relacionada con el pelo del bebé... Sin embargo, la investigación y los conocimientos médicos han demostrado que estas creencias son falsas.
En el caso del parto, no sabemos cómo se desencadena. Sabemos que, en algún momento, el bebé enviará una señal, pero no sabemos exactamente qué, cómo, por qué... Del mismo modo que no sabemos por qué algunos partos no se inician de forma natural, y otros de forma prematura. Ignorar ciertas cosas no significa que nunca sabremos la respuesta. Por el contrario, permite que la investigación médica continúe. Si seguimos creyendo que la luna influye en el parto, es para mantener una parte de lo maravilloso y sobrenatural, pero también, sencillamente, para tratar de encontrar una razón a algo que no entendemos.
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