¿Cómo darle la medicina al bebé?

Cuando el bebé está malito, tus habilidades como padre también pueden verse afectadas. Todos los trucos que aprendiste para darle la comida que no le gustaba o incluso los medicamentos, podrían no funcionar necesariamente. El llanto constante puede estresarte, pero también sabrás que tu pequeño no se encuentra bien y querrás que mejore lo antes posible. Los bebés pueden escupir la medicina o incluso vomitar y eso hace que te preguntes cómo administrarle el medicamento sin que vomite. Mantener un estado de ánimo tranquilo y sereno puede ayudarte a ver la forma correcta de hacerlo.

Métodos eficaces para dar la medicina a tu bebé

Puedes probar estos interesantes trucos para ayudar a tu bebé a tomar la medicina.

Seguir bien las instrucciones

Antes de administrar cualquier tipo de medicamento, es importante saber qué es exactamente lo que le estás dando a tu bebé.

Cuando tu médico te prescribe un medicamento concreto, puede haber ciertos puntos que te aconseje tener en cuenta o un determinado estilo de administración que te recomiende. Tenlo en cuenta, toma nota de las frecuencias de las dosis, para estar bien informada y no tener confusiones al administrar el medicamento.

La medicación que se administra depende de varios factores, como el estado actual de tu bebé, los ingredientes del medicamento y sus efectos habituales, si se presenta en forma de píldoras, jarabe o gotas, y cuáles deben ser las cantidades y la frecuencia de dosificación de cada uno de ellos.

Al fin y al cabo, los medicamentos son sustancias químicas y pueden tener ciertos efectos secundarios. Habla con tu médico sobre ellos y estate pendiente de cualquier efecto secundario que pueda ser grave. Si es así, pide a tu médico una alternativa si la hay.

Una vez administrado el medicamento, es necesario guardar las pastillas y los jarabes de forma adecuada. Esto es para asegurar que el bebé o cualquier otra persona no acceda accidentalmente a ellos y los consuma. Además, algunos medicamentos cambian su composición si se exponen al calor o a la luz. Asegúrate de que se guardan correctamente en una caja situada en un lugar fresco y seco.

Al guardarlos, es necesario mantenerlos en el mismo recipiente en el que los has comprado. Evita sacar las pastillas de antemano y guardarlas en una caja, o verter el jarabe en un frasco diferente. El material de almacenamiento también podría reaccionar con el medicamento o alguien podría pensar que el frasco alberga algo totalmente distinto.

También es necesario administrar el medicamento de forma correcta. La mayoría de los jarabes vienen con un vaso medidor con las marcas adecuadas. Consulta las recetas del médico y mide la cantidad exacta de medicamento que debes dar a tu hijo. No utilices una cuchara ni ningún otro utensilio para dárselo. Para las gotas, lo mejor es utilizar el cuentagotas que viene con el medicamento. Si no, compra otro cuentagotas estéril y utilízalo sólo para ese medicamento. No utilices el mismo cuentagotas para diferentes jarabes.

Las formas limpias de administración deben ir acompañadas de manos limpias. Tendrás que sujetar a tu bebé o limpiar el exceso de medicamento cuando se lo administres y tus manos deben estar limpias para ello. Unas manos sucias podrían añadir más gérmenes a tu bebé, haciendo que el medicamento sea inútil.

Si en algún momento tu bebé parece reaccionar de forma adversa al medicamento, los síntomas de la enfermedad parecen ser más fuertes en lugar de más débiles, o tu bebé parece estar aún más incómodo, no dudes en ponerte en contacto con tu médico. Mantén la calma y cuéntale a tu médico con claridad toda la historia de la dosis y las reacciones. Cuanta más información tenga, mejores medidas podrá sugerirte.

Administración de medicamentos orales al bebé

Los medicamentos orales que se fabrican para los bebés suelen presentarse en forma de jarabes. Esto facilita su consumo. Antes de tomar la cantidad de dosis prescrita, hay que cerrar bien el frasco y agitarlo bien. Es muy raro que los medicamentos no necesiten ser agitados, por lo que es necesario comprobar las instrucciones mencionadas en el envase del frasco.

Como la cantidad de dosis del medicamento debe ser precisa, la mayoría de los jarabes vienen con un vaso medidor o una pequeña boca que facilita la inserción de una jeringa. En el mercado existen jeringuillas con marcas de volumen.

Presiona el émbolo a fondo antes de introducir la jeringa en el frasco.

Mantén el frasco boca abajo. A continuación, saca el émbolo hasta que el medicamento llegue a la marca de la dosis deseada. Si la boquilla del biberón está bien abierta, puedes introducir la jeringa tal cual sin necesidad de inclinar el biberón.

Mientras le das la medicina oral, tu bebé necesita sentirse seguro y tener la guardia baja. Sujétalo bien para que se sienta cómodo y seguro.

Inclina tu codo un poco más para que su cabeza quede por encima de sus pies, dándole una especie de inclinación. Si tu bebé no está de buen humor, envuélvelo en una manta o un paño y tranquilízalo un rato antes de darle la medicación. Si el problema persiste, consigue la ayuda de alguien para sostener al bebé o darle el medicamento.

La posición de la jeringa también es importante. Introduce la punta en su boca y oriéntala de forma que apunte hacia una de las mejillas y la parte inferior de las encías. Esto permitirá que el medicamento entre en la boca con facilidad y le ayudará a tragarlo. No dirijas la jeringuilla directamente hacia la garganta del bebé, ya que eso podría provocarle arcadas o vómitos.

Cuando presiones el émbolo, hazlo en pequeños pasos. No introduzcas todo el medicamento, ya que a veces puede ser demasiado para tu hijo. Presiona un poco y deja que tu bebé lo trague. Luego repite la operación. No es necesario sacar la jeringa cada vez, ya que tu bebé suele abrir la boca para tragar el medicamento.

Algunos medicamentos deben tomarse después de la comida o con el estómago vacío. En estos casos, no le des nada de comer a tu bebé para quitarle el sabor del medicamento. Si es antes de la comida, el sabor puede eliminarse fácilmente dándole de comer algo agradable.

Si escupe un poco de medicamento, es posible que te sientas inclinada a reponer esa cantidad de nuevo. La mayoría de los médicos no aconsejan repetir la dosis en estos casos.

Cómo administrar gotas para los oídos al bebé

En caso de infecciones de oído u otras enfermedades en las que el oído empieza a doler, administrar gotas para los oídos es la mejor manera de aliviar esas molestias. Los frascos de gotas para los oídos vienen con un cuentagotas. Si no, también puedes utilizar una jeringa.

Agita el frasco antes de administrarlo con las manos. Para ello, lávate bien las manos. Se recomienda agitar con las manos porque ayuda a que la solución alcance la temperatura ambiente, lo que no molesta mucho cuando entra en el oído.

Acurruca al bebé en un paño y recuéstalo de forma que su oreja quede mirando hacia ti. Cántale o mantenle entretenido para que siga mirando en la misma dirección. También puedes mantenerlo sujeto si es necesario.

Para ver mejor el conducto auditivo, tira suavemente del lóbulo de la oreja en dirección al exterior. Una vez que el canal sea visible, coloca la punta del gotero o de la jeringa directamente sobre la abertura. Acércalo lo más posible al oído sin tocarlo.

La dosis de la medicación para el oído se suele prescribir en términos de número de gotas. Presiona el cuentagotas o el émbolo para dejar caer la cantidad exacta. Procura ser rápida con esto, ya que tu bebé empezará a retorcerse en cuanto sienta que el medicamento toca su oreja. Sujétalo si es necesario hasta que termines la dosis completa.

Deja que tu bebé permanezca en la misma posición para que el medicamento pueda bajar correctamente al canal y ser absorbido. Tranquiliza a tu bebé para que se calme. Si es necesario administrar el medicamento también en el otro oído, espera un poco antes de cambiar al bebé de posición y repetir el proceso.

Aplicación de gotas o pomadas oculares en bebés

El uso de gotas o ungüentos para los ojos puede ser bastante difícil y requiere manos hábiles. La mayoría de los frascos de gotas para los ojos se pueden apretar con una boquilla incorporada que sólo echa gotas. Si no es así, tendrás que utilizar un cuentagotas aparte. Agita bien el frasco y lávate las manos.

Cuando administres este medicamento, es mejor que tengas a tu pequeño cerca de ti. Así se sentirá seguro y protegido, y si le sostienes en el codo podrás controlar el ajuste que necesite.

Ahora, tira hacia abajo del párpado inferior de un ojo lo más suavemente posible. Esto acabará creando una pequeña cavidad, que es donde debe ir el medicamento.

Si se trata de gotas para los ojos, apunta el gotero sobre esa zona y exprime una sola gota, soltando el párpado. Tu bebé parpadeará varias veces y es posible que salga un poco de medicamento. No pasa nada.

Si utilizas una pomada para los ojos, mantén el párpado presionado y exprime una pequeña cantidad en el hueco. Suelta el párpado y tu bebé parpadeará y lo extenderá correctamente. Asegúrate de que la boquilla no acabe tocando el párpado.

Ten a mano un paño limpio para limpiar las lágrimas o el exceso de medicamento que salga. Deja que tu bebé se calme y empiece a abrir los ojos y a mirar a su alrededor con normalidad, antes de pasar al siguiente ojo.

A veces, si este método resulta difícil, puedes dejar que tu hijo cierre el ojo y dejar caer el medicamento en la esquina del ojo, más cerca del puente de la nariz. De este modo, puede filtrarse bajo el párpado y llegar al ojo. Confirma con tu médico si puedes optar por este método antes de hacerlo.

Cómo poner supositorios a los bebés

Algunos medicamentos deben introducirse por el recto del bebé. Utiliza guantes médicos para que el proceso sea limpio y no acabes hiriendo a tu bebé con las uñas.

Calienta el supositorio frotándolo en tus manos. No utilices vaselina para lubricar.

Coloca a tu bebé en una superficie a la que esté acostumbrado y levanta sus piernas mientras separas sus nalgas. Cuando veas su ano, empuja suavemente el supositorio hacia el interior. No es necesario que entre del todo.

Mantén las nalgas de tu bebé juntas durante unos minutos mientras le tarareas y le distraes de la sensación. No te olvides de volver a ponerle el pañal.

Medicar a un bebé pequeño es difícil, pero no es una ciencia espacial. Muchos piensan en medicar a los bebés mientras duermen, pero eso no siempre es una buena idea. Utilizar técnicas específicas para calmar a tu bebé y ser paciente con él y contigo mismo puede ayudarte a adquirir la destreza necesaria para administrar la medicación rápidamente.

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