hidratacion verano

Los bebés lactantes y los niños de 0 a 3 años son los principales grupos de riesgo cuando hablamos de deshidratación.

El verano es una época propicia para que esto suceda. Cuanta menor edad tengan los niños, más alto es el riesgo.

Los bebés alimentados con lactancia materna exclusiva (menores de 6 meses) tienen un porcentaje de riesgo menor, casi nulo si el pecho se les da a demanda. Si la lactancia es a demanda no necesitan, de hecho, suplementos de líquidos o agua, con la leche materna es suficiente.

Por el contrario si hablamos de bebés alimentados con lactancia artificial, se les debe ofrecer agua en biberón o vasito.

Debemos siempre recordar que los niños no se dan cuenta en muchas ocasiones de la sed que tienen. Los juegos y actividades les tienen tan centrados que olvidan beber. Somos nosotros los adultos quienes debemos hacernos cargo de hidratarles. Cada dos horas, como mucho, y aunque el niño diga que no tiene sed, se les debe dar agua, zumos o preparados lácteos. Si además los juegos se desarrollan al sol, deberemos insistir en la ingesta de líquidos más a menudo.

¿Por qué los niños casi nunca tienen sed? A edades tempranas los centros reguladores de la sed en el organismo no han madurado lo suficiente y por ese motivo los niños no detectan la necesidad de líquido. Además el componente hídrico del cuerpo infantil es mayor y los pequeños cambios que se puedan producir suponen un riesgo para el pequeño cuerpo del niño.

¿Cómo podemos notar que un niño empieza a deshidratarse?. Un niño de corta edad que comienza a deshidratarse muestra irritabilidad, se le nota que tiene sed e intenta beber cualquier líquido, llora enrabietado si se trata de un bebé, puede aparecer fiebre, vómitos, malestar, dolor de cabeza.

Los golpes de calor son muy peligrosos cuanto más pequeños son los niños. Hidratarles debidamente, no exponerles mucho tiempo seguido al sol, evitar los juegos al sol en las horas centrales del día (12-16 horas), son medidas básicas a tener en cuenta por parte de los padres o adultos que los cuiden.