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Había una vez un pequeño ratón llamado Pérez, que tenía una tarea muy importante que cumplir cada vez que un niño perdía un diente. Sin embargo, una noche, Pérez recibió un inesperado pedido de ayuda de un niño que quería ser parte de sus aventuras. Lo que no sabía Pérez era que esta aventura cambiaría su vida para siempre.

Cómo un niño cambió la vida del Ratoncito Pérez

Había una vez un pequeño ratón llamado Pérez que vivía en una madriguera en la pared de una casa. Pérez era un ratón muy especial, porque tenía una tarea importante que cumplir. Cada vez que un niño perdía un diente, Pérez se encargaba de visitarlo en su sueño y dejarle una moneda a cambio del diente.

Un día, Pérez estaba descansando en su madriguera cuando escuchó un fuerte sollozo. Era un niño que acababa de perder un diente y estaba muy triste porque pensaba que nunca más volvería a sonreír igual. Pérez, sabiendo que era su deber ayudar a los niños en estas situaciones, decidió ponerse en marcha.

Después de esperar pacientemente hasta que el niño se durmiera, Pérez se coló en su habitación y encontró el diente debajo de la almohada. Dejó una moneda a cambio y se preparó para partir, pero en ese momento se dio cuenta de que el niño había dejado una nota para él. La recogió y la leyó:

"Querido ratoncito Pérez, gracias por tu ayuda. Sé que eres muy importante y que haces un trabajo maravilloso. Pero también sé que eres un ratón muy valiente y aventurero. Me gustaría pedirte un favor: ¿podrías llevarme contigo en una de tus aventuras?"

Pérez no sabía qué hacer. Nunca había llevado a un niño en una de sus aventuras, pero también sabía que era importante cumplir los deseos de los niños. Así que decidió llevar al niño con él en su próxima misión.

Esa noche, Pérez llevó al niño a través de las paredes de la casa y hacia el jardín. Allí, encontraron una enorme tarta de queso que alguien había dejado afuera. Pérez pensó que sería un gran regalo para el niño, así que comenzaron a cortar la tarta y a compartirla.

Mientras comían, Pérez contó historias sobre sus aventuras anteriores y el niño se rió y se divirtió mucho. Cuando terminaron, Pérez llevó al niño de vuelta a su habitación y lo dejó en su cama. El niño se durmió rápidamente, pero no antes de darle las gracias a Pérez por la mejor aventura de su vida.

Desde ese día, Pérez y el niño se convirtieron en grandes amigos. Cada vez que un niño perdía un diente, Pérez se aseguraba de llevarlo en una aventura especial. Y así, el ratoncito Pérez siguió haciendo felices a los niños por muchos años más.

 FIN

A partir de ese día, el ratoncito Pérez se dio cuenta de que su tarea de dejar monedas debajo de las almohadas de los niños que perdían un diente no era solo un trabajo importante, sino también una oportunidad de hacer felices a los niños y crear hermosos recuerdos. Y así, Pérez y el niño valiente siguieron explorando juntos el mundo y viviendo aventuras inolvidables que nunca olvidarían.

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