
Cuando se acerca la fecha de parto, muchas embarazadas escuchan consejos como: “Sal a caminar, que así se adelanta el parto”. Pero, ¿hay evidencia científica que respalde esa idea? En este artículo analizamos a fondo si caminar puede favorecer el inicio del trabajo de parto, hasta qué punto, en qué condiciones, qué limitaciones tiene la evidencia, y cómo moverte de forma segura en las últimas semanas del embarazo.
Qué significa “iniciar el parto” desde el punto de vista médico
Para valorar si caminar “favorece” el parto, primero conviene entender qué implican los procesos fisiológicos que lo activan:
- Maduración cervical (o “borramiento”): el cuello del útero debe ablandarse y adelgazarse para que el parto pueda progresar.
- Dilatación uterina: las contracciones uterinas hacen que el cuello se abra.
- Cambios hormonales: descenso de progesterona, aumento de estrógenos, liberación de prostaglandinas y oxitocina.
- Descenso del bebé (encajamiento): el peso del bebé sobre el cuello uterino puede ejercer presión y estimular la progresión.
Cuando hablamos de “favorecer el inicio del parto”, solemos referirnos a estimular estos procesos de forma natural, de modo que el parto comience espontáneamente, sin inducción médica.
Desde luego, ningún método natural puede garantizar que el parto vaya a empezar en ese momento: lo que la ciencia investiga es si ciertos hábitos pueden aumentar un poco la probabilidad o acelerar el proceso cuando ya está próximo.
Lo que dice la evidencia científica: Situación actual
Beneficios generales de caminar durante el embarazo
Antes de entrar al tema del parto, es importante recordar que caminar tiene beneficios bien respaldados durante el embarazo:
- Disminuye el riesgo de diabetes gestacional.
- Reduce la probabilidad de preeclampsia (presión alta con síntomas)
- Ayuda a controlar el aumento de peso excesivo durante la gestación
- Mejora la circulación, el ánimo, la calidad del sueño y el bienestar general
Estos efectos son más sólidos y menos controvertidos que los supuestos beneficios para inducir el parto.
Estudios sobre caminar en el final del embarazo y el inicio del parto
Ahora sí, vamos a ver lo que la literatura ha encontrado hasta ahora respecto específicamente al inicio del parto.
Estudios aleatorizados: “The effect of walking during late pregnancy on outcomes of labor”
Un estudio clínico aleatorizado examinó mujeres en las últimas semanas del embarazo. El resultado mostró que el grupo que caminaba tuvo un mejor “score de Bishop” (una escala que evalúa cuán preparado está el cuello uterino), con mayor proporción de parto espontáneo, y menores tasas de inducción, cesárea e intervenciones instrumentales, sin efectos negativos en el bebé.
No obstante, ese estudio no pudo demostrar una diferencia significativa en la duración de las fases activas del parto. Además, los propios autores advierten que se necesitan más investigaciones.
Estudios observacionales / epidemiológicos
Un estudio reciente con diseño “case-crossover” exploró si la actividad física recreativa poco antes del parto actuaba como desencadenante. Halló que había una relación entre hacer actividad (como caminar) en las 24 horas anteriores y la probabilidad de parto espontáneo. Pero hay cautelas: el diseño no permite distinguir si la actividad causó el parto o si quienes estaban ya más próximas al parto optaban por moverse más.
Otro análisis en una revisión sistemática de actividad física al término del embarazo indicó que los efectos sobre el inicio espontáneo del parto no están bien explicados, y la relación es “límite”.
Posición erguida y movilidad durante el trabajo de parto
Hay otro ángulo: No solo caminar antes de que comience el parto, sino moverse durante el parto.
Un artículo (no necesariamente un estudio clínico en mujeres “previas al parto”) sugiere que adoptar una posición vertical (incluyendo caminar) durante la primera etapa del parto podría reducir su duración en aproximadamente 1 hora y 22 minutos, y disminuir la tasa de cesáreas en 29 %. Además, el Manual Merck afirma que estar de pie y caminar puede acortar la primera fase del parto en más de una hora y reducir el parto por cesárea.
Sin embargo, estos efectos tienen contexto (mujeres ya en trabajo de parto, sin complicaciones, bajo supervisión). No implican que caminar antes del inicio del parto tenga el mismo impacto.
Contraposición de resultados: Caminar no afecta progresión del trabajo de parto
Hay estudios más antiguos —y revisiones— que señalan que la deambulación durante el inicio del trabajo de parto no modifica significativamente su evolución, es decir, no acelera ni ralentiza. Por ejemplo, se menciona un estudio en EE. UU. con más de 1.000 mujeres entre semanas 36-41 que comparó quienes caminaban durante el período dilatante con quienes permanecían en reposo, sin diferencias apreciables en duración ni en resultados.
También hay afirmaciones en fuentes médicas (Doctoralia, entre otras) que los estudios no muestran diferencia en el momento de inicio del parto entre quienes caminan y quienes no.
Estas discrepancias muestran que la evidencia es inconsistente, y el efecto, si existe, parece tenue.
Qué dicen las guías y organizaciones reconocidas
- WebMD, una fuente orientada al público general, señala que aunque caminar es saludable, los expertos no consideran que caminar induzca el parto.
- Tommy’s (organización británica de salud materna) indica que hay “una pequeña cantidad de evidencia” de que caminar 30 minutos tres veces por semana puede aumentar la probabilidad de parto espontáneo, pero no lo garantiza.
- NCT (organización británica en apoyo al parto) dice que caminar es el método más común recomendado para estimular el parto al final, bajo la idea de que el movimiento ayuda a que el bebé presione el cuello uterino.
- Un blog del Hospital Dexeus (España) señala que los estudios no indican que caminar sea un método probado para ponerse de parto, pero que sí favorece la movilidad del parto (mejor manejo del dolor, evolución más favorable de la fase activa).
En resumen: Las organizaciones suelen adoptar un enfoque prudente: Caminar no es una solución garantizada, pero puede ser útil como parte de una estrategia general saludable.
Entonces: ¿Es cierto que caminar favorece el inicio del parto?
Con toda la evidencia revisada, la conclusión más equilibrada es:
Caminar en el final del embarazo podría tener un efecto leve y favorable en el inicio del parto —pero no de forma sólida ni garantizada.
No hay hasta ahora pruebas contundentes de que caminar desencadene el parto de forma consistente. Las ventajas que se observan (mejor maduración cervical, ligero mayor porcentaje de parto espontáneo en algunos estudios) son moderadas y dependen de muchos factores (estado de salud, tamaño del bebé, condiciones cervicales previas, predisposición hormonal, etc.).
Por tanto:
- No debe considerarse como un método infalible para inducir el parto.
- Sí puede ser parte de una práctica saludable general que podría “inclinar la balanza” cuando el parto ya está cerca.
- No sustituye ni reemplaza ni debiera generar expectativas exageradas frente a la intervención médica si se necesita.
Factores que condicionan el efecto de caminar
¿Por qué los resultados difieren tanto? Aquí algunos factores clave que pueden modificar si caminar “funciona” o no:
- Momento de la gestación
Si caminas demasiado pronto (antes de que el organismo ya esté colocado para el parto) es poco probable que desencadene nada. Los cambios hormonales y cervicales deben estar en curso. - Condiciones del cuello uterino
Si el cuello uterino aún no está “preparado” (muy cerrado, rígido), el simple efecto mecánico de presión del bebé puede no bastar. - Estado de salud de la madre
Embarazos de alto riesgo, presión arterial, placenta previa, problemas cardiacos, etc., podrían contraindicar ciertas caminatas prolongadas. - Frecuencia, duración e intensidad de la caminata
Los estudios que han observado efectos positivos suelen implicar caminar varios días por semana, con cierta regularidad. Caminar solo ocasionalmente puede no tener peso suficiente. - Motivación y sesgo
Algunas embarazadas que están más próximas de parto pueden caminar más (porque se sienten incómodas y quieren acelerar el proceso). Eso introduce un sesgo: ¿caminar causó el parto o estaban ya más próximas de ponerlo en marcha? - Tamaño y posición fetal
Si el bebé ya está encajado o en una posición menos favorable, caminar podría tener más efecto de presión mecánica; si está alto o en posición poco óptima, puede no influir.
Cómo moverte de forma segura en las últimas semanas
Si decides caminar como medida leve para favorecer el parto, aquí algunas recomendaciones para hacerlo con seguridad:
- Consulta siempre con tu ginecólogo o matrona antes, especialmente si tu embarazo tiene factores de riesgo.
- Elige caminatas moderadas, no extenuantes. Evita forzar.
- Ve aumentando progresivamente la duración, si te sientes cómoda.
- Mantente bien hidratada, evita el calor extremo.
- Si sientes contracciones dolorosas intensas, sangrado, rupturas de membranas o mareo, interrumpe y consulta.
- Alterna el caminar con descansos, no permanezcas de pie mucho tiempo sin moverte.
- Usa calzado cómodo y superficies estables.
- Evita pendientes pronunciadas o terrenos irregulares que puedan comprometer tu estabilidad.
- Acompañarte de alguien puede ser buena idea por seguridad.
Casos en que no conviene caminar como intento de inducir
- Embarazo de riesgo (p.ej. placenta previa, preeclampsia severa, amenaza de parto prematuro)
- Si el bebé tiene sufrimiento fetal o crecimiento restricto
- Si tienes dolor intenso, hemorragia o síntomas que sugieren complicaciones
- Si tu profesional de salud lo desaconseja por algún motivo individual
En estos casos, caminar puede ser seguro hasta cierto punto, pero no debe usarse con el objetivo de “desencadenar el parto”.
Recomendaciones finales
- Caminar puede formar parte de una estrategia saludable, pero no esperes que sea un método seguro de inducción por sí solo.
- Si tu embarazo es de bajo riesgo, consulta con tu profesional la posibilidad de incorporar caminatas moderadas los últimos días.
- No presiones tu cuerpo: lo más importante es tu salud y la del bebé.
- Mantente bien informada, comparando lo que escuchas en redes o de amigas con lo que tu ginecóloga o matrona te diga, basándose en tu caso concreto.
- Ten en cuenta que el parto tiene un componente hormonal y fisiológico que muchas veces escapa a lo que podamos “controlar” con actividades. A veces es cuestión de tiempo.
En Resumen
- Caminar no garantiza iniciar el parto, pero podría favorecerlo levemente si ya se está cerca del momento.
- La evidencia científica es inconcluyente, con estudios que apoyan efectos leves y otros que no encuentran diferencias.
- Más seguro que caminar mucho es estar activa regularmente en el embarazo, lo que tiene beneficios comprobados.
- Durante el parto, moverse y adoptar posturas verticales sí parece ayudar a que el trabajo avance mejor.
- Siempre debes hacerlo con supervisión médica, evitando riesgos.
Fuentes consultadas
Las principales fuentes que he utilizado para elaborar este artículo son:
- “The effect of walking during late pregnancy on the outcomes of labor and delivery: A randomized clinical trial”
- “Maternal physical activity at term and spontaneous labor: a case-crossover”
- Revisión “Walking for health during pregnancy: A literature review”
- Revisión sistemática sobre actividad física durante el embarazo BioMed Central
- Artículo “Does ambulation … reduce duration” Lippincott
- Manual Merck, apartado sobre parto normal Manuales Merck
- WebMD, sección sobre inducir parto WebMD
- Tommy’s, sección sobre provocar parto tommys.org
- Blogs e información de maternidad (Dexeus, etc.) Dexeus Mujer+1