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Las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son un fenómeno relativamente reciente que ha generado importantes cambios en nuestra sociedad, especialmente en nuestra forma de comunicarnos y relacionarnos.

Estas nuevas tecnologías consisten en una variada gama de instrumentos, herramientas, canales y soportes dedicados esencialmente al uso, manejo, presentación, comunicación, almacenamiento y recuperación de información (Labrador y Villadangos 2009). En cuanto a adolescentes y jóvenes se refiere, al hablar de nuevas tecnologías nos centramos principalmente en el uso de Internet, videojuegos y teléfonos móviles.

Estas herramientas han servido para aumentar la calidad de vida de las personas pero, en algunos casos, han llegado a provocarles problemas.

En nuestra sociedad hay un cierto acuerdo en señalar que el grupo de mayor riesgo de hacer un uso inadecuado de estas nuevas tecnologías es el de los adolescentes. Las características de esta etapa evolutiva, unidas a la disponibilidad cada vez mayor de acceder a ellas y las ventajas innegables de su uso, les hacen especialmente vulnerables.

En realidad, no es malo que nuestros hijos utilicen estos aparatos, es más, si lo hacen de forma segura y responsable, pueden beneficiarse de las múltiples ventajas que presentan.
Sin embargo, llama la atención el creciente número de chicos y chicas que están empezando a hacer un uso inadecuado de ellos. En muchas ocasiones, los padres o educadores somos testigos de cómo los adolescentes llegan incluso a cambiar sus hábitos y costumbres de vida para adaptarlos a las nuevas tecnologías o para incrementar el uso de éstas.

Por esta razón, hay que apostar por la prevención de este uso inadecuado de las nuevas tecnologías, convencidos de que la mejor manera de evitar un problema es enseñar a los jóvenes a hacer un uso seguro y responsable de ellas.

¿Conocemos el riesgo?

Las nuevas tecnologías son herramientas útiles, divertidas, entretenidas…pero tienen sus riesgos. Su uso en sí mismo no es negativo, todo lo contrario, nuestros hijos deben aprender a manejarlas, pero como padres debemos estar muy alerta a posibles señales que indiquen cuándo esa utilización se ha convertido en un mal uso o un abuso. Debido a las características típicas de esta etapa, los adolescentes son especialmente vulnerables al atractivo de las nuevas tecnologías, aumentando en consecuencia el riesgo a la aparición de un uso inadecuado.

Los padres debemos conocer cuáles son los aspectos de las nuevas tecnologías que hacen que nuestros hijos corran un mayor riesgo de desarrollar un problema, para poder prevenirlo.

¿Qué podemos hacer desde la familia para prevenir el mal uso de las nuevas tecnologías?

La familia es el agente de prevención más importante. Por esta razón el papel de los padres es fundamental a la hora de evitar y detectar el mal uso de las nuevas tecnologías.
Los padres debemos aprender a manejar los aspectos que se consideran básicos en la formación de los hijos: la comunicación, el establecimiento de normas y límites, la educación en el ocio y el tiempo libre, el fomento de las habilidades personales y nuestro papel como modelos de comportamiento.

Fuente: LaRiojaSalud