miedos infantiles

Tener en algún momento ansiedad y miedos es algo normal en los niños.

Todos los niños tienen ansiedad o miedo sobre cosas reales e imaginarias, incluso, pueden sentir miedo si no hay una amenaza inmediata para su seguridad o bienestar.

El miedo desencadena cambios en el cuerpo de un niño y le hace querer escapar de las situaciones que le causan temor lo antes posible. En ese momento su corazón late rápidamente, puede comenzar a transpirar y sentir náuseas.

Un poco de ansiedad o miedo puede ayudar a las personas a mantenerse alertas. Tener miedos sobre ciertas cosas también puede ser útil porque hace que los niños se comporten de manera más segura. Por ejemplo, un niño con miedo al fuego evitaría jugar con fósforos.

Sin embargo, muchos adultos están atormentados por miedos que provienen de experiencias infantiles. El temor de un adulto a hablar en público puede ser el resultado de la vergüenza experimentada frente a sus compañeros muchos años antes.

Algunos niños desarrollan fobias, un miedo muy fuerte a algo específico, como arañas o conocer gente nueva, que pueden interferir con sus vidas cotidianas.

Es importante que los padres reconozcan e identifiquen los signos y síntomas de las ansiedades de los niños y encuentren maneras de ayudarlos a superar estos miedos. Y buscar ayuda profesional si es necesario.

Causas de ansiedad en las diferentes edades

La naturaleza de las ansiedades y los miedos cambian a medida que los niños crecen y se desarrollan. Los temores típicos de la infancia cambian con la edad. Incluyen el miedo a los extraños, las alturas, la oscuridad, los animales, la sangre, los insectos y quedarse solo. Los niños a menudo aprenden a temer un objeto o situación específica después de tener una experiencia desagradable, como una mordedura de perro o un accidente.

La ansiedad por separación es común cuando los niños pequeños comienzan la guardería o la escuela, mientras que los adolescentes pueden experimentar ansiedad relacionada con la aceptación social y el rendimiento académico.

Aquí hay ejemplos del tipo de ansiedad que los niños pueden experimentar a diferentes edades:

  • Los bebés pueden experimentar ansiedad a extraños, y aferrarse a los padres cuando se enfrentan a nuevas personas que no reconocen.
  • Los niños pequeños pueden experimentar ansiedad por separación, sentirse angustiados e incluso tener rabietas cuando uno o ambos padres o cuidadores se van.
  • Los niños en edad preescolar pueden temer cosas como estar en la oscuridad.
  • Los niños en edad escolar pueden sentir ansiedad por cosas que no están basadas en la realidad, como el miedo a los monstruos y los fantasmas. También pueden tener miedos que reflejen las circunstancias reales que pueden sucederles, como lesiones corporales y desastres naturales.

A medida que los niños crecen, un temor puede desaparecer o reemplazar a otro. Por ejemplo, un niño que no podía dormir con la luz apagada a la edad de cinco años puede disfrutar de una historia de fantasmas en una fiesta de pijamas años más tarde. Y algunos miedos pueden extenderse solo a un tipo particular de estímulo. En otras palabras, un niño puede quere acariciar a un león en el zoológico, pero no es capaz de acercarse al perro del vecino.

Algunos niños desarrollan ansiedad generalizada, donde se preocupan por muchas cosas. Esto sucede comúnmente cuando comienzan la escuela y pueden sentir la necesidad de ser perfeccionistas, preocuparse por las pruebas, tener miedo de hacer preguntas en clase y sentirse muy estresados.

Síntomas de ansiedad

Las señales de que tu hijo está ansioso por algo pueden incluir:

  • Si se muestra muy dependiente, no quiere que lo dejen solo, inseguro, impulsivo o distraído.
  • Reclama tranquilidad.
  • Muestra pánico o rabietas cuando se separa de los padres.
  • Problemas para dormir o pesadillas
  • Frecuencia cardíaca y respiración más rápida.
  • Náuseas
  • Dolores de cabeza
  • Dolor de estómago.

Además de estos signos, los padres generalmente pueden saber cuándo su hijo se siente excesivamente incómodo por algo. Es necesario ser comprensivos, escuchar y hablar con el niño sobre sus miedos.

Si las ansiedades de los niños persisten, puede afectar su sensación de bienestar e interferir con su vida diaria. Por ejemplo, un niño que tiene miedo de ser rechazado puede no aprender habilidades sociales importantes, causando aislamiento social. Si no se trata, algunas ansiedades infantiles extremas pueden convertirse en trastornos de ansiedad.

Por lo tanto, es importante saber si tu hijo tiene ansiedad pasajeras o una ansiedad o fobia severa que puede afectar su vida. Si estás preocupado/a, debes buscar ayuda profesional de un médico o psicólogo infantil.