crianza consciente, crianza respetuosa

Si eres padre, sabes que a veces las emociones se apoderan de ti. De alguna manera, los niños realmente pueden presionar esos botones que no sabías que tenías. Y antes de que te des cuenta, gritas desde lo más profundo de tus pulmones.

No eres el único, y tus sentimientos de frustración parental son normales. La buena noticia es que puede cambiar la forma en que hablas con tus hijos, cambiando de un monólogo a gritos a un diálogo respetuoso.

¿Por qué gritan los padres?

La respuesta corta es porque nos sentimos abrumados o enfadados, lo que nos hace levantar la voz. Pero eso rara vez resuelve la situación. Puede ser que consigamos que los niños nos obedezcan por un corto espacio de tiempo, pero no les hará corregir su comportamiento o sus actitudes.

En resumen, les enseña a temer en lugar de comprender las consecuencias de sus acciones.

Los niños confían en sus padres para aprender. Si la ira y la agresión asociada, como gritar, es parte de lo que un niño percibe como "normal" en su familia, su comportamiento reflejará eso.

Los efectos de gritar

Si alguna vez te han gritado, sabes que una voz alta no aclara el mensaje. Tus hijos no son diferentes. Los gritos los harán desconectarse y la disciplina será más difícil, ya que cada vez que alzas la voz disminuye su receptividad.

Gritar hace que los niños sean más agresivos, física y verbalmente. Gritar en general, sin importar el contexto, es una expresión de ira. Asusta a los niños y los hace sentir inseguros.

La calma, por otro lado, es tranquilizadora, lo que hace que los niños se sientan amados y aceptados a pesar del mal comportamiento.

Si gritar a los niños no es algo bueno, los gritos que vienen con humillaciones e insultos verbales pueden calificarse como abuso emocional. Se ha demostrado que tiene efectos a largo plazo, como ansiedad, baja autoestima y mayor agresión.

También hace que los niños sean más susceptibles al acoso ya que su comprensión de los límites saludables y el respeto por sí mismos son sesgados.

Alternativas a levantar la voz

Los niños que tienen una fuerte conexión emocional con sus padres son más fáciles de disciplinar. Cuando los niños se sientan seguros y amados incondicionalmente, serán más receptivos al diálogo y escucharán antes de que un conflicto se convierta en un episodio de gritos de ira.

Así es como puedes practicar una disciplina positiva que no implica gritar.

  • Date un tiempo de espera

Detente antes de enojarte tanto que pierdes el control y levantes la voz. Al alejarte de la zona de conflicto por unos momentos, tienes la oportunidad de reevaluar y respirar profundamente, lo que te ayudará a calmarte.

También les enseñas a tus hijos sobre los límites y el manejo de emociones fuertes de una manera saludable.

  • Habla acerca de las emociones

La ira es un sentimiento normal del que uno puede aprender si se maneja adecuadamente. Al reconocer todas las emociones, desde la alegría y la emoción hasta la tristeza, la ira, los celos y la frustración, les estás enseñando que todas las emociones son parte de nuestro repertorio humano.

Habla acerca de cómo te sientes y anima a tus hijos a hacer lo mismo. Les ayudará a desarrollar una actitud respetuosa hacia sí mismos y hacia los demás y a formar relaciones saludables en la vida.

  • Aborda el mal comportamiento con calma, pero con firmeza

Los niños se portan mal ocasionalmente. Eso es parte del crecimiento. Habla con ellos de una manera firme que deje intacta su dignidad, pero deja claro que ciertos comportamientos no pueden tolerarse.

Baja a la altura de sus ojos en lugar de hablarles desde lo alto o desde muy lejos. Al mismo tiempo, recuerda la importancia del comportamiento respetuoso y la resolución de problemas entre ellos.

  • Usa las consecuencias, pero deja de lado las amenazas

El uso de amenazas y castigos crea más sentimientos de enojo, resentimiento y conflicto. A la larga, evitan que el niño desarrolle disciplina interna.

Las amenazas y los castigos humillan y avergüenzan a los niños, haciéndolos sentir inseguros. Por otro lado, las consecuencias que abordan un comportamiento particular, pero vienen con una advertencia justa (como quitar un juguete después de explicar que los juguetes son para jugar, no para golpear) ayudan a los niños a tomar mejores decisiones.

  • Necesidades básicas

Tener necesidades básicas satisfechas, como dormir y tener hambre, mantiene a los niños felices y mejora el comportamiento general. Además, establecer rutinas les ayudará a estar menos ansiosos y reducir el riesgo de actuar.

¿Qué hacer si gritas?

No importa lo buena sea tu estrategia de prevención de gritos, a veces elevarás la voz. Está bien. Admítelo y discúlpate, y tus hijos aprenderán una lección importante: todos cometemos errores y necesitamos disculparnos.

Si tus hijos gritan, recuérdales los límites y que gritar no es una forma aceptable de comunicación. Necesitan saber que estás listo para escuchar siempre que muestren respeto.

Date tiempo para tranquilizarte antes de hablar con tus hijos cuando estés molesto o abrumado.

Los ayudarás a crear hábitos de por vida que faciliten la gestión de conflictos. Eso enseñará a tus hijos a comprender los errores, los de ellos y los de otras personas, y que el perdón es una herramienta importante para una comunicación saludable en una familia.

Si hasta ahora has usado los gritos para disciplinar a tus hijos, probablemente los efectos que has obtenido son:

  • Tus hijos gritan para comunicarse entre ellos.
  • Te responden mal e incluso te gritan en lugar de hablar con respeto.
  • La relación con ellos es inestable y volátil hasta el punto de no poder comunicarse de manera saludable.
  • Pueden alejarse de ti y ser más influenciados por sus compañeros que por ti.
  • Puedes cambiar todo eso. Comienza hablando sinceramente con tus hijos sobre la equivocación de gritar y por qué manifestar el enfado o frustración de esa manera no es saludable.
  • Haz de tu hogar un ambiente tranquilo donde las personas se comuniquen con respeto y reconozcan los sentimientos de los demás sin culpar, avergonzar o juzgar. Un compromiso abierto mantiene el diálogo abierto y hace que todos en la familia sean responsables.
  • Si cometes errores, no te rindas. No es un camino fácil, pero vale la pena cada esfuerzo.

¿Tu ira está muy arraigada?

Si vuelcas tu ira con mucha frecuencia sobre tus hijos y tienes problemas para controlar tu temperamento de manera regular, reconocer que tienes un problema es el primer paso para aprender a manejarlo.

Eso te ayudará a sentirte mejor contigo mismo y a comunicarte de manera tranquila y amorosa con tus hijos.

Algunos de los signos que apuntan a problemas de ira incluyen:

  • Enfadarse inapropiadamente por problemas aparentemente menores.
  • Experimentar síntomas relacionados con el estrés, como presión arterial alta, dolor de estómago o ansiedad.
  • Sentirse culpable y triste después de un episodio de ira, pero repetir el patrón a menudo.
  • Participar en conflictos con otras personas en lugar de tener diálogos respetuosos.
  • Un terapeuta puede ayudarte a desarrollar formas de mantener la calma y prevenir arrebatos y también puede ayudarte a reparar los efectos dañinos de la ira en tu relación con tus seres queridos.

Efectos serios a largo plazo de gritar a tus hijos

Gritar empeora sus problemas de comportamiento

Quizás pienses que gritarles a tus hijos puede resolver un problema en el momento o puede evitar que se comporten mal en el futuro. Pero en realidad podrías estar creando más problemas a largo plazo. Gritar realmente puede empeorar el comportamiento. Lo que significa que tienes que gritar más para intentar corregirlo. Y el ciclo continúa.

Gritar cambia la forma en que se desarrolla el cerebro

Gritar y otras técnicas severas de crianza pueden cambiar literalmente la forma en que se desarrolla el cerebro del niño. Esto se debe a que los humanos procesan la información negativa y los eventos de manera más rápida y completa que los buenos.

Un estudio comparó las imágenes de resonancia magnética cerebral de personas que tenían antecedentes de abuso verbal de los padres en la infancia con las de aquellos que no tenían antecedentes de abuso. Encontraron una notable diferencia física en las partes del cerebro responsables del procesamiento de sonidos y lenguaje.

Gritar puede conducir a la depresión

Además de que los niños se sienten heridos, asustados o tristes cuando sus padres les gritan, el abuso verbal tiene la capacidad de causar problemas psicológicos más profundos que se llevan a la edad adulta.

Gritar tiene efectos sobre la salud física

El estrés en la infancia por un padre verbalmente abusivo puede aumentar el riesgo de un niño a padecer ciertos problemas de salud física cuando sea adulto.

Gritar puede causar dolor crónico

Un estudio reciente encontró un vínculo entre las experiencias negativas de la infancia, incluidos los abusos verbales y de otro tipo, y el posterior desarrollo de afecciones crónicas dolorosas. Las afecciones incluyeron artritis, dolores de cabeza intensos, problemas de espalda y cuello y otros dolores crónicos.

Nunca es demasiado tarde para hacer un cambio en el tipo de crianza o aprender algunas técnicas nuevas. Si notas que gritas mucho o pierdes los estribos, pide ayuda. Un terapeuta o incluso otro padre pueden ayudarte a resolver algunos de esos sentimientos y desarrollar un plan para enfrentarlos de una manera más saludable.

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