¿Es tan difícil ser feliz hoy día? A veces, parece que sí, sencillamente, porque a nivel cultural, el ser humano se ha acostumbrado a tenerlo todo de una forma rápida y sencilla en una sociedad hedonista en donde el placer parece el valor supremo.

La realidad es que es esencial aprender a vivir desde el esfuerzo que supone alcanzar metas valiosas. En plena crisis económica, parece que existen personas que se ahogan en un vaso de agua por no poder tener el mejor coche o no poder salir a cenar todos los viernes por la noche.

Muchos de nuestros abuelos vivieron felices a pesar de no tener tantos lujos como tenemos ahora. Por tanto, la clave de la felicidad reside en la actitud. Una actitud que es fundamental para poder hacer frente a la crisis de valores que tenemos en nuestros días. Y es que, en medio del relativismo ético, parece que todo vale y todo sirve para lograr un objetivo. Y la realidad es que desde un punto de vista  filosófico, el fin nunca justifica los medios.

Por tanto, para ser feliz debes tener una ética clara y ser coherente entre aquello que piensas y aquello que haces, es decir, entre sentimiento y acción. Para poder vivir mejor debes apostar por corregir todo aquello que ahora te limite y potenciar toda la creatividad que existe en tu pensamiento. Por ejemplo, aprende a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío, capta la belleza de la rutina cotidiana, recuerda los buenos momentos del pasado en vez de centrarte en los malos, ten buenos deseos hacia los demás y así también, la vida te devolverá energía positiva en vez de envidia. Sólo se vive una vez, por ello, disfruta tu presente y lucha por alcanzar los verdaderos deseos de tu corazón. Apuesta por el amor y la amistad como un regalo que te potencia en bienestar.