El maltrato psicológico suele pasar inadvertido en la mayoría de los casos incluso para la propia victima sea hombre o mujer.
Cómo reconocer el maltrato psicológico
- Indiferencia antes las necesidades de la pareja.
- Humillación, desprecio, no se valoran sus opiniones, ideas, trabajo, etc.
- Se controla por completo la vida de la pareja, limitando su autonomía y libertad para convertirla en un ser pasivo y con una baja autoestima. En estos casos se controla su tiempo, actividades que realiza, su trabajo, su dinero. Se exige saber dónde está la pareja en cada momento, no se le permite tener amigos, se le dicta cuándo puede ver a su familia, etc.
- Amenazas y coacciones.
- Insultos, burlas, reproches.
- Agresiones indirectas, por ejemplo romper objetos de la pareja.
Cómo puede afectar el maltrato psicológico en la infancia
En los niños y adolescentes puede causar daños psicológicos irreparables. Pudiendo reproducir esos patrones de adultos, ya sea como víctimas o como agresores. Además en la convivencia diaria con la violencia es muy posible que también sufran maltratos y acaben padeciendo diversos trastornos como: ansiedad, aislamiento, depresión, anorexia, insomnio, problemas de adaptación, problemas de aprendizaje, agresividad, etc.
Cómo puede afectar el maltrato psicológico en los padres y resto de entorno familiar
Cuando una víctima de maltrato reúne el valor suficiente para contárselo a su familia, puede ocurrir:
- Que se nieguen a escucharla y eludan el tema por vergüenza.
- Que consideren que solo son peleas de parejas.
- Que le aconsejen que tiene que resignarse y sacrificarse por la familia.
- Que tengan comportamientos agresivos con el agresor, añadiendo más ansiedad a la víctima.
- O que opten por la mejor opción: Escuchar, transmitir calma, confianza y apoyo en la búsqueda de soluciones.
Consecuencias del maltrato psicológico
Síndrome de la mujer maltratada: perdida de autoestima, ansiedad, hipervigilancia…
Depresión: miedo, pesimismo, incapacidad para tomar decisiones, tristeza, tendencias suicidas…
Estrés, pesadillas, insomnio, sobresaltos, dificultad para concentrarse…