Todos experimentamos la sensación de estar enfadados. Tal vez sea la ira dirigida a una situación u otra persona, o tal vez sea la respuesta a una amenaza percibida, real o no.
Independientemente de lo que le cause enfado, lo que más importa es cómo lo manejas.
Pero ¿qué sucede cuando la ira se apodera de ti y no puedes encontrar una manera de abordar y liberar estos sentimientos?
Cuando esto ocurre, el resultado es lo que los expertos a menudo denominan ira reprimida o ira que ha sido retenida y no expresada. Este tipo de ira puede afectar la salud física y mental. Por eso es importante identificar, abordar y superar estos sentimientos.
Causas
Si alguna vez has experimentado ira en el pasado, es posible que te preguntes qué causa estos sentimientos extremos que pueden apoderarse de cuerpo y mente.
La ira reprimida puede verse como:
- Irritabilidad.
- Inquietud interna.
- Tristeza.
- Frustración.
Si bien los factores desencadenantes para cada persona pueden variar, hay algunas causas comunes de ira reprimida, como sentirse ignorado o despreciado, falta de aceptación de una situación o necesidades insatisfechas.
Algunas personas también pueden sentir ira cuando están heridas. En lugar de sentirse vulnerables al dolor de sentir el dolor, sienten ira y, a menudo, sienten el deseo de herir a los demás.
La depresión y la ansiedad son ejemplos de ira no expresada, porque la ira que se vuelve hacia adentro a menudo resulta en odio a uno mismo, que causa depresión.
Lo que todas estas situaciones tienen en común es una experiencia de ira sin expresar o afrontar los sentimientos. Cuando esto sucede, se permite que la ira hierva a fuego lento internamente, lo que resulta en una ira reprimida.
Si bien la ira es una emoción válida, la mayoría de las veces no nos sirve ni nos ayuda a aferrarnos a ella.
Síntomas
El primer paso para lidiar con la ira reprimida es aprender a reconocer cuándo está sucediendo.
Si te aferras a la ira, puedes encontrarte descargando con otros, a menudo con extraños.
Este efecto es un mecanismo típico de autodefensa llamado desplazamiento. Un ejemplo es la furia en la carretera hacia otros conductores cuando quizás el problema real es que estás enojado con tu jefe.
Otros síntomas para tener en cuenta incluyen:
- Mala calidad de sueño y descanso.
- Sentirse desbordado.
- Irritarse fácilmente.
- frustrarse e irritarse en situaciones menores.
- Criticar o herir a otros.
Tratamiento
Reconocer y aceptar que tienes ira reprimida es un paso importante para lidiar con ella.
Es saludable obtener ayuda profesional con un terapeuta que ayude a comprender y aceptar aquello por lo que se está enfadado.
A menudo, con la práctica, puedes aprender a decir la verdad, usar tu voz auténtica y expresar la ira de manera apropiada en el momento.
Además, comprender la fuente de la ira puede ayudarte a enfrentar la situación o la persona involucrada.
Esto puede ser tener una conversación con la persona que te lastimó, o podría ser expresar tus sentimientos y reflexionar sobre lo que tienes control y lo que no puedes cambiar.
Cómo prevenir y controlar la ira
Aprender a prevenir y manejar la ira reprimida puede ayudarte a desarrollar nuevas estrategias para lidiar con la frustración, el dolor y, en última instancia, la ira que se produce como resultado de estas situaciones.
La buena noticia es que hay variedad de formas de aprender a evitar que este tipo de ira se acumule en tu vida diaria. Aquí hay algunas estrategias que puedes hacer por tu cuenta:
Cambia tu entorno
A veces, un cambio de entorno es suficiente para ayudar a evitar que se repriman los sentimientos de ira. Al crear una distancia física con la persona o situación que desencadena tu ira, puedes obtener el espacio que necesitas para calmarte y seguir adelante.
Resolverlo
La actividad física es una excelente estrategia para lidiar con la ira.
Ya sea correr unos cuantos kilómetros, montar en bicicleta por el bosque o levantar algo de peso en el gimnasio, mover el cuerpo puede ayudar a relajarse, reducir el estrés y quemar cualquier tensión adicional con la que estés lidiando.
También obtendrás la ventaja adicional de hacer algo bueno para tu salud.
Desafía tu pensamiento
Al lidiar con la ira, los psicólogos a menudo usan un método llamado reestructuración cognitiva que alienta a reemplazar los pensamientos negativos por otros más razonables.
Este cambio mental te ayuda a ralentizar tus pensamientos, a acceder a la lógica y, en última instancia, a convertir tus demandas en solicitudes.
Practica ejercicios de relajación
Si puedes entrenarte para reducir la velocidad y practicar la respiración profunda, es más probable que liberes algo de la ira que estás experimentando.
Una estrategia para probar implica el uso de respiración concentrada. Piensa en esto como una respiración abdominal lenta y profunda. Es una buena idea practicar esto cuando estés tranquilo para saber cómo hacerlo cuando más lo necesites.
Usa artes creativas
Una forma de aprender a manejar la ira de manera saludable es a través de un medio de arte creativo. La música, la pintura, el baile o la escritura pueden ser excelentes herramientas para expresar emociones que pueden ser difíciles o intensas.
Cuando consultar con un médico
A veces, las estrategias que estás utilizando para lidiar con la ira reprimida por tu cuenta no funcionan y necesitas buscar ayuda profesional.
Aquí hay algunas señales de alerta que debes tener en cuenta al tratar de determinar si la ira reprimida que estás experimentando ha llegado al punto de la intervención de un experto:
- Estás participando en conductas autolesivas.
- Te encuentras expresando enojo a aquellos que consideras más débiles o inferiores.
- Eres incapaz de dejar ir la ira o aceptar la situación.
- La ira está comenzando a afectar tus relaciones y capacidad para sentirte feliz o estar cerca de los demás.
Cuando te encuentras en esta posición, es fundamental saber dónde buscar recursos, especialmente si la ira parece estar fuera de control.
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