Hemorragia subaracnoidea - Enfermedades cerebrales

El cerebro tiene una red interconectada de vasos sanguíneos que recibe alrededor de una quinta parte de la sangre bombeada desde el corazón. Un trauma o un debilitamiento en algún lugar de esta red de vasos sanguíneos puede causar una hemorragia. Una hemorragia subaracnoidea es cualquier hemorragia ubicada debajo de una de las capas protectoras del cerebro conocida como capa aracnoidea.

Una hemorragia subaracnoidea puede ser mortal si no se diagnostica y trata de inmediato.

Síntomas de hemorragia subaracnoidea

La amplia gama de síntomas de la hemorragia subaracnoidea puede incluir:

  • Inicio repentino y severo de dolor de cabeza.
  • Fotofobia (sensibilidad a la luz).
  • Dolor de cuello.
  • Dolor de espalda.
  • Náuseas y vómitos.
  • Convulsiones.
  • Disminución del estado de conciencia.

Explicación del accidente cerebrovascular hemorrágico

Hay dos tipos de accidente cerebrovascular: isquémico y hemorrágico. Un accidente cerebrovascular isquémico es más común y es causado por un coágulo de sangre que bloquea un vaso sanguíneo en el cerebro. Un accidente cerebrovascular hemorrágico es causado por la rotura de un vaso sanguíneo. Los dos tipos de ictus hemorrágico incluyen la hemorragia subaracnoidea (sangrado en el espacio alrededor del cerebro) y la hemorragia intracerebral (sangrado dentro del tejido cerebral). Aproximadamente uno de cada 10 accidentes cerebrovasculares es hemorrágico.

Causas de la hemorragia subaracnoidea

Algunas de las causas incluyen:

  • Aneurisma cerebral: debilitamiento de cualquier parte de la red de vasos sanguíneos del cerebro. Este debilitamiento hace que el vaso sanguíneo se estire y deforme, generalmente en forma de globo. En este estado, el vaso sanguíneo es inestable y puede romperse fácilmente. Se cree que los factores que contribuyen a la formación de un aneurisma cerebral incluyen hipertensión y aterosclerosis.
  • Malformación arteriovenosa (MAV): una afección en la que los vasos sanguíneos del cerebro se agrupan y forman conexiones anormales. La formación anormal es muy débil y propensa a sangrar.
  • Trauma: cualquier golpe severo en la cabeza puede romper los vasos sanguíneos dentro del cerebro.

Complicaciones de la hemorragia subaracnoidea

Las complicaciones pueden ocurrir antes o después del tratamiento médico y pueden incluir:

  • Nuevo sangrado: hasta que se repare el vaso dañado, existe el riesgo de que vuelva a sangrar. Esto ocurre comúnmente de 24 a 48 horas después de la primera hemorragia y, si no se trata, conlleva un mayor riesgo de complicaciones adicionales, incluida la muerte. El riesgo es mayor en las primeras dos semanas después de la hemorragia inicial sin intervención médica.
  • Hidrocefalia comunicante: la hidrocefalia es el agrandamiento anormal de las cavidades del cerebro (ventrículos) causado por la acumulación de líquido cefalorraquídeo (LCR). Las vellosidades aracnoideas, que son responsables de la reabsorción de LCR, pueden bloquearse con sangre debido al sangrado inicial, la cirugía asociada o complicaciones posteriores. Si se bloquea la reabsorción de LCR, se producirá hidrocefalia comunicante.
  • Edema cerebral: un efecto secundario común de cualquier evento traumático que involucre tejido cerebral es el edema cerebral o inflamación del cerebro. Esto se debe a la falta de oxígeno en el tejido cerebral.
  • Convulsiones: ocurren cuando se envían señales anormales desde las células cerebrales dañadas. Estas señales anormales desencadenan cambios temporales en la sensación, el comportamiento, el movimiento y la conciencia. Se considera epilepsia si el paciente tiene tres o más convulsiones.
  • Vasoespasmo cerebral: esta es la causa más importante de morbilidad (complicaciones) y mortalidad (muerte) en los pacientes que sobreviven a una hemorragia subaracnoidea. Las sustancias no identificadas liberadas después de una hemorragia subaracnoidea pueden causar espasmos en los vasos sanguíneos del cerebro. Esto cambia la estructura de las paredes de los vasos y, en última instancia, disminuye el suministro de sangre a partes del cerebro. El vasoespasmo cerebral puede ocurrir entre uno y 28 días después del sangrado inicial, con un pico de incidencia entre los días siete y 14.

Diagnóstico de hemorragia subaracnoidea

Las pruebas que se utilizan para diagnosticar la hemorragia subaracnoidea pueden incluir:

  • Tomografía computarizada: identifica la extensión de la hemorragia subaracnoidea y, en ocasiones, puede señalar la ubicación de la hemorragia. Una tomografía computarizada puede identificar complicaciones de una hemorragia subaracnoidea, como hidrocefalia comunicante.
  • Punción lumbar: el LCR se extrae con una aguja y se examina para detectar la presencia de sangre.
  • Angiografía por sustracción digital intraarterial (IADSA), también conocida como angiografía cerebral. Este es el procedimiento radiológico más utilizado para localizar la causa de una hemorragia subaracnoidea aneurismática.
  • Imagen de resonancia magnética: esta exploración no invasiva utiliza campos magnéticos intensos para visualizar los vasos sanguíneos del cerebro y sus anomalías asociadas.

Tratamiento de la hemorragia subaracnoidea

El tratamiento puede incluir:

  • Cirugía: la cirugía solo se puede utilizar si la causa de la hemorragia subaracnoidea es clara, como un aneurisma o una malformación arteriovenosa.
  • Tratamiento conservador: la neurocirugía no es una opción si no hay una causa definible, sin embargo, generalmente se realiza el drenaje de la sangre del espacio subaracnoideo. Luego, se lleva a cabo una observación cuidadosa durante un período de tiempo específico para garantizar que no haya más daños en el cerebro. Este curso de acción también se puede tomar si la hemorragia es demasiado grande o riesgosa para operar.

Técnicas quirúrgicas

Las técnicas quirúrgicas incluyen:

Recorte: el neurocirujano hace un agujero en el cráneo para acceder al cerebro. El aneurisma roto se localiza y se sujeta quirúrgicamente. Sin embargo, es posible que no sea posible realizar el recorte si el aneurisma es inaccesible o tiene una forma extraña. Luego, se envuelve el área general para contener el sangrado.

Espiral endovascular: el vaso sanguíneo afectado se localiza mediante IADSA. Se introducen pequeñas espirales en el aneurisma hasta que esté completamente lleno. Esto hace que el área se coagule, lo que la excluye del flujo sanguíneo y evita cualquier sangrado adicional.

La cirugía es arriesgada, pero la muerte es casi segura si no se trata la hemorragia subaracnoidea. Los riesgos y complicaciones de la cirugía incluyen:

  • Infección.
  • Epilepsia.
  • Muerte.

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