frases gandhi

Mahatma Gandhi es venerado en todo el mundo como una de las figuras más transformadoras e inspiradoras de la historia. A lo largo de su vida en Sudáfrica y en la India, Gandhi fue un intrépido defensor de los derechos y la dignidad de todas las personas, cuya constante e inquebrantable promoción de la no violencia como herramienta para ganarse los corazones y las mentes ha dejado para siempre su huella en el mundo.

Sin embargo, el hombre conocido hoy en día por su calma, coraje y compasión frente a la opresión no siempre se sintió cómodo ante las multitudes. Nacido Mohandas Karamchand Gandhi en Porbandar, India, en 1869 - posteriormente fue apodado "Mahatma", por "gran alma" - el líder espiritual y padre de la independencia india sufrió de hecho durante gran parte de su vida un agudo temor a hablar en público. La glosofobia de Gandhi, como se conoce, era tan grave que cuando se enfrentó a un juez en su primer juicio como joven abogado, se congeló y huyó de la sala del tribunal en medio del pánico.

Con el tiempo, Gandhi se las arregló no sólo para superar sus miedos, sino también para convertirlos en su ventaja. Su inquietud al hablar le hizo un excelente oyente, cuya humildad y empatía le permitieron canalizar los sueños y aspiraciones de las masas. Su vacilación con las palabras le enseñó el poder de decir más con menos, y hoy en día, estas palabras, inflexionadas con el corazón y la sabiduría que lo han convertido en un icono internacional, siguen inspirando a incontables millones de personas en todo el mundo.

Citas de Mahatma Ghandi que te inspirarán

No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores.

No hay camino para la paz, la paz es el camino.

Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.

Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.

Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia.

La violencia es el miedo a los ideales de los demás.

La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia.

No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás, el mismo respeto que se tiene por la propia.

Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena.

La verdad jamás daña a una causa que es justa.

Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él.

Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.

Los medios impuros desembocan en fines impuros.

La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo. ¿Qué otro libro se puede estudiar mejor que el de la Humanidad?

La muerte no es más que un sueño y un olvido.

Todo lo que se come sin necesidad se roba al estómago de los pobres.

Los grilletes de oro son mucho peor que los de hierro.

Realmente soy un soñador práctico; mis sueños no son bagatelas en el aire. Lo que yo quiero es convertir mis sueños en realidad.

Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible.

El que retiene algo que no necesita es igual a un ladrón.

Casi todo lo que realice será insignificante, pero es muy importante que lo haga.

¿La civilización Occidental? Bueno, sería una excelente idea.

Aquellas personas que no están dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los hombres que apuestan a cambios trascendentales.

El capital no es un mal en sí mismo, el mal radica en su mal uso.

Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos.

Para una persona no violenta, todo el mundo es su familia.

Imagino que sé lo que significa vivir y morir como no violento. Pero me falta demostrarlo mediante un acto perfecto.

El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes.

Nunca hay que pactar con el error, aun cuando aparezca sostenido por textos sagrados.

Cuanto más la practico, con mayor claridad advierto lo lejos que estoy de la plena expresión de la no violencia en mi vida.

Correrán ríos de sangre antes de que conquistemos nuestra libertad, pero esa sangre deberá ser la nuestra.

El nacimiento y la muerte no son dos estados distintos, sino dos aspectos del mismo estado.

Quisiera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia.

El hombre no posee el poder de crear vida. No posee tampoco, por consiguiente, el derecho a destruirla.

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