¿Es positivo mentir a los niños sobre los Reyes Magos, Papá Noel, la muerte?

Los Reyes Magos, Papá Noel, Conejo de Pascua... ¿Estas pequeñas mentiras tienen consecuencias?

Las pequeñas mentiras que decimos a los niños pueden tomar muchas formas. Por ejemplo, Papá Noel trae regalos, el ratoncito trae una moneda, o una abuela se ha ido al cielo... Sea cual sea la razón, ¿estas mentiras son positivas o negativas?

Santa Claus, ratoncito o conejos de Pascua... La infancia está a menudo salpicada de pequeñas mentiras. Estas forman parte de las tradiciones culturales y se transmiten de generación en generación, a menudo sin hacer demasiadas preguntas. Su objetivo es crear una atmósfera mágica, un mundo encantado donde todo sea posible, especialmente en Navidad, Pascua o cuando un niño pierde un diente. Hay que decir que hasta la edad de 6 o 7 años, los niños están todavía inmersos en la imaginación.

Las virtudes mágicas de estas pequeñas mentiras

Estas pequeñas mentiras transmitidas por la invención de animales o personajes con poderes son generalmente beneficiosas para los niños. Les permiten construirse a sí mismos. Si les hablamos de un hada que los cuida, por ejemplo, se dicen a sí mismos que pueden avanzar en la vida sin ser lastimados. Y cuando pasan por un momento difícil, pueden identificarse con él. En cuanto a Santa Claus o los conejos de Pascua, traen magia y sorpresas. Les ilumina la vida.

Por otro lado, es aconsejable no añadirle nada diciendo que Santa Claus los castigará porque entonces se convierte en un personaje moralizador. Y también evitar añadir a la mentira diciendo que lo viste poner los juguetes bajo el árbol, que lo escuchaste golpear... Puedes decir que es un personaje mítico, por ejemplo. Si añadimos demasiado, el niño podría pensar que le hemos mentido deliberadamente. Y si lo hemos hecho en este tema, lo hemos hecho muchas otras veces. Puede llegar a sospechar y desconfiar de sus padres posteriormente.

Finalmente, cuando el niño descubre la verdad, comprende que ha dado un paso adelante. Es un niño grande, pero tiene que preservar el misterio para los más pequeños.

Cuando las mentiras asustan

A veces esta pequeña mentira de los padres también puede tener el efecto contrario a lo que se pretendía. Puede asustar a los niños en lugar de deleitarlos. Por ejemplo, en el caso del ratoncito y una fobia del niño a los roedores, llevando al niño a tener miedo de perder sus dientes de leche. En este caso los padres pueden presentar al ratón como un personaje ligeramente diferente como Mickey o a sustituirlo por otro. Podemos muy bien decir que en nuestro pueblo o en nuestra casa no es el ratoncito el que trae una moneda sino un duende, por ejemplo. También podemos decir que pone una moneda en el buzón para mantenerlo lo más lejos posible de la habitación del niño y así hacer que tenga menos miedo. Estas historias están hechas para complacer a los niños, no para asustarlos. Hay que tener en cuenta que algunos niños son más sensibles que otros.

Todo es cuestión de dosis, y si esta pequeña mentira hace más daño que bien, es mejor prescindir de ella.

Mentir para suavizar un drama

Finalmente, a veces no encontramos las palabras, las explicaciones, para evocar realidades dolorosas. Puede tratarse de la grave enfermedad de un ser querido, la muerte... En estos casos, ya no estamos en la magia de la vida, pero se considera que el uso de la mentira suaviza los hechos. Cuando un abuelo muere, por ejemplo, a veces se dice que se ha ido al cielo. Si esto puede justificarse en el aspecto religioso para decir que el abuelo nos vigila desde el cielo, por ejemplo, sigue siendo importante decir a los niños que él murió. Esto evitará que tengan miedo de volar en avión y no puedan volver a la Tierra o, por el contrario, que traten de alcanzarlo subiendo una escalera para llegar al cielo.

No hay necesidad de detalles, pero las mentiras pueden crear consecuencias más dañinas que la verdad. Es horrible que un niño piense que su padre u otro ser querido se fue sin despedirse, sin darle un beso. Los niños sienten nuestras emociones. Tienen que aprender que la muerte forma parte de la vida y que seguiremos viviendo a pesar de lo que ha pasado.

Del mismo modo, si una madre, padre u otro familiar cercano es hospitalizado, es mejor decir la verdad. Si eres demasiado evasivo, el niño podría pensar que él o ella es la razón por la que su ser querido está hospitalizado. Pueden sentirse excluidos, como si no les preocupara lo que está sucediendo. Si se trata de una enfermedad grave, también aquí se prefiere la verdad, por ejemplo, diciendo que el equipo médico está haciendo todo lo posible para curarle. De esa manera, evitamos la palabra no dicha y sus repercusiones.

Por lo tanto, las pequeñas mentiras pueden tener consecuencias para los niños. Pero es importante distinguir las bellas leyendas y tradiciones de las realidades más dolorosas que uno desea camuflar.

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