Se trata de un temor universal. El miedo a hablar en público aporta sensación de inseguridad a todos aquellos que tienen que pasar por este proceso, ya sea por cuestiones laborales o por otras causas. Lo importante es que se trata de un miedo que se supera. ¿Cómo? A través de la experiencia. Es decir, se necesita práctica. Por una parte, a la hora de hablar en público no dudes en apoyarte en algo que te aporte seguridad. Por ejemplo, puedes pedirle a algún amigo que asista de público si se trata de una conferencia, por ejemplo. También puedes tomar una tila antes de entrar a la sala. También, puedes llevar en el bolso una fotografía de un ser querido. Cualquier cosa que a ti te ayude y te aporte sensación de bienestar es válida.
Además, merece la pena que hagas memoria e intentes recordar algún momento de tu vida en el que has hablado en público y te sentiste bien haciéndolo. Por ejemplo, puede que no sientas la misma presión al hablar en una reunión de vecinos, no tuvieras pánico de levantar la mano para preguntar al profesor en clase… ¿Para que sirve este proceso? Para tomar conciencia de que eres capaz de hablar en público, sencillamente, porque hay momentos en los que lo has hecho y te sentiste bien.
Algunas personas también utilizan la técnica de imaginar al público desnudo en la sala. Para más surrealismo todavía, puedes imaginar a todos los asistentes como si fuesen lechugas. Pon de tu mano la imaginación y el surrealismo para tomar con sentido del humor el momento de hablar en público porque el poder está dentro de ti.
Piensa en alguien de tu entorno que transmite mucho aplomo y seguridad en una ponencia. Observa su modo de trabajo y pídele consejo para poder llevarlo a la práctica.