¿Qué es la retinopatía diabética?
La retinopatía diabética es una complicación de la diabetes y es una de las causas principales de ceguera en nuestro país. Ocurre cuando la diabetes daña a los pequeños vasos sanguíneos de la retina, que es el tejido situado en la parte posterior del ojo.
Si usted tiene retinopatía diabética, al principio no notará ningún cambio en la vista. Pero con el tiempo, la retinopatía diabética puede empeorar y causar una importante pérdida visual. Generalmente, la retinopatía diabética afecta ambos ojos.
¿Quién tiene riesgo de desarrollar una retinopatía diabética?
Todas las personas con diabetes, tanto del tipo 1 como del tipo 2, corren riesgo de desarrollar una retinopatía diabética. Su frecuencia aumenta al aumentar los años de evolución de la diabetes y la edad del paciente. Por eso, todas las personas con diabetes deben hacerse un examen ocular completo, por lo menos una vez al año.
La retinopatía diabética también puede ser un problema para las mujeres diabéticas embarazadas. Por lo que deben acudir a su oftalmólogo cuanto antes.
¿Cuáles son las fases de la retinopatía diabética?
La retinopatía diabética tiene tres fases:
Fase de microangiopatía. En esta fase ni el paciente nota pérdida de visión, ni el oftalmólogo verá nada anormal cuando explore el fondo de ojo. Sin embargo, ya se están produciendo alteraciones microscópicas en los vasos sanguíneos, como consecuencia de los niveles elevados de glucosa en la sangre. Esta etapa puede durar más de 10 años tras el inicio de la diabetes. El problema es que en muchas personas es imposible definir con exactitud cuando comenzaron a ser diabéticas.
Retinopatía diabética simple o no proliferativa. En esta fase ya se ven alteraciones vasculares en el fondo de ojo, aunque el paciente puede seguir sin notar ningún cambio de visión. Aparecen los microaneurismas, que se comportan como “goteras” en los vasos sanguíneos más pequeños de la retina, rezumando líquido y exudados. Si los microaneurismas son muy abundantes y se localizan cerca del centro de la retina (conocido como mácula), se produce un encharcamiento de esta zona que se denomina edema macular. Según avanza la enfermedad, algunos vasos sanguíneos que nutren la retina se obstruyen, haciendo que parte de la retina deje de recibir sangre. Entonces estas áreas de la retina envían señales al cuerpo para que haga crecer nuevos vasos sanguíneos que sustituyan a los obstruidos.
Retinopatía diabética proliferativa. Esta etapa se caracteriza por la existencia de esos vasos sanguíneos nuevos que han crecido como respuesta a las señales enviadas por la retina. Estos vasos son anormales y muy frágiles. Por sí mismos, no causan ningún síntoma o pérdida de visión. Aproximadamente, la mitad de las personas que tienen retinopatía diabética proliferativa padecen además un edema macular, anteriormente comentado.
¿Cuáles son los síntomas de una hemorragia intraocular?
Cuando se produce una hemorragia dentro del ojo, el paciente percibe unas manchitas negras que “flotan” en su visión, como si fueran “moscas volantes”. Ante la aparición de estos síntomas en un diabético es necesario explorar el fondo de ojo ya que puede ser necesario aplicar un tratamiento antes de que ocurra una hemorragia más grande. Cuanto antes se aplique el tratamiento, más probabilidades tendrá éste de ser eficaz.
¿Cómo se diagnostica el edema macular y la retinopatía diabética?
El edema macular y la retinopatía diabética se detectan al hacer un examen ocular completo que debe incluir la medición de la agudeza visual y un examen del fondo de ojo con dilatación de las pupilas. Para medir la visión se usa una tabla con letras o números a diferentes distancias. El oftalmólogo mirará a través de un lente de aumento especial para examinar la retina y el nervio óptico a fin de ver si hay señales de daño u otros problemas en la retina. Si el oftalmólogo cree que se necesita un tratamiento para el edema macular, puede recomendar hacer Angiografía fluoresceínica. En este examen se inyecta un colorante especial en el brazo y se toman unas fotos cuando el contraste está pasando por los vasos sanguíneos de la retina. Este examen permite identificar cualquier “gotera” de los vasos sanguíneos y recomendar un tratamiento. La tomografía óptica de coherencia es también una prueba muy sencilla, indolora y muy sensible para detectar un edema macular, observar su evolución y la respuesta al tratamiento. Consiste en un instrumento que mediante una luz realiza un escáner de las distintas capas de la retina, midiendo su grosor y detectando la presencia de líquido u otras anomalías.
¿Cómo se trata la retinopatía diabética?
El edema macular se trata con la aplicación local de láser. El oftalmólogo hace un número variable impactos en la parte de la retina que “gotea” alrededor de la mácula. Estas quemadoras retrasan el goteo del líquido y reducen el “encharcamiento” en la retina. Un paciente puede necesitar la aplicación del láser más de una vez para controlar el edema. El tratamiento localizado con láser tiene como objetivo estabilizar la visión. De hecho, este tratamiento con láser reduce el riesgo de pérdida de visión en un 50%. Tan sólo en unos pocos casos se puede mejorar la visión que ya se ha perdido. La retinopatía proliferativa también se trata con láser.
Si la hemorragia es grande, se puede necesitar un procedimiento quirúrgico llamado vitrectomía. Durante esta operación se quita la sangre del interior del ojo. Se realiza habitualmente bajo anestesia local. La cirugía se debe completar con la aplicación del láser para prevenir futuras hemorragias.
Estos tratamientos son eficaces para reducir la perdida de la visión, siempre y cuando se realicen antes de que la retinopatía haya producido un daño irreparable en la retina. Aunque ambos tratamientos tienen tasas altas de éxito, no curan la retinopatía diabética.
Cuando se ha perdido una parte importante de la visión por la retinopatía diabética existen instrumentos denominados ayudas ópticas de baja visión que pueden ayudar a aprovechar lo más posible la visión que queda. También existen organizaciones que ofrecen información sobre baja visión, entrenamiento visual y otros servicios especiales para personas con deterioro visual.
Para prevenir la aparición de la retinopatía diabética es importante el control de la glucemia, vigilar la tensión arterial y los niveles de lípidos, evitar el tabaco, realizar ejercicio físico y seguir una dieta adecuada.
Información obtenida de Laboratorios Thea – Innovación. Barcelona