La Edad Media en Cantabria - Obras de Teatro Infatiles

Recursos Educativos - Teatros y Actividades dramáticas

La edad media en Cantabria

(Comienza la obra con un escenario que corresponde al interior de un castillo medieval y entran en escena dos duendes empujándose)

DUENDE 1: ¿Se acuerdan de nosotros?

DUENDE 2: Somos los mitos y estamos aquí de nuevo para seguir contándoles la Historia de Cantabria.

DUENDE 1: El año pasado os contamos la Prehistoria, la época Prerromana y la dominación romana.

DUENDE 2: Y ahora vamos a seguir contándoles lo que ocurrió después de los romanos, en la llamada Edad Media.

DUENDE 1: Cuando el Imperio Romano cayó en manos de los pueblos germanos, en la península Ibérica entraron varios pueblos procedentes del norte de Europa : vándalos, alanos, suevos y visigodos. Y fueron estos últimos los visigodos los que se impusieron sobre los demás y se adueñaron de la península Ibérica.

DUENDE 2: Pero en nuestra región, Cantabria, al igual que había pasado con los romanos, sus pobladores resistieron a la autoridad visigoda y retomaron viejas costumbres y modos de vida y así permanecieron durante casi un siglo

DUENDE 1: Hasta que un rey visigodo llamado Leovigildo decidió acabar con la resistencia cántabra y llegó a estas tierras con su poderoso ejercito, destruyendo la organización política existente y se adueño de la capital cántabra, Amaya.

DUENDE 2: Aunque la verdad es que a pesar de todo los cántabros al igual que astures y vascones, siguieron creando grandes problemas a los reyes visigodos, pues en realidad nunca aceptaron el sometimiento y fueron constantes sus revueltas.

DUENDE 1: Con el fin de tener mejor controlada esta comarca, los visigodos crearon el Ducado de Cantabria, cuya capital estuvo probablemente en Amaya y a cuyo frente había un Duque, encargado del control político y militar de la región.

DUENDE 2: El dominio visigodo culminó en el año 711, cuando los musulmanes procedentes del norte de Africa, entraron en la península y en pocos años acabaron con el dominio visigodo.

DUENDE 1: Y es ahora, cuando un importante número de visigodos, escapando de los musulmanes se refugian en los montes de la Cordillera Cantábrica y allí junto con los pobladores ya existentes y bajo las órdenes de unj noble visigodo Don Pelayo, ofrecen resistencia a los musulmanes en la zona de los Picos de Europa y allí les derrotan por primera vez en la batalla de Covadonga.

DUENDE 2: Y los musulmanes en su retirada tuvieron que pasar por estas tierras y los cántabros acabaron con todos ellos.

DUENDE 1: A partir de este momento, Pelayo, comenzó los cimientos de un nuevo reino, el reino de Asturias, que pronto forjó una alianza con el Duque de Cantabria

DUENDE 2: Pero mejor, veámoslo.

(Salen los duendes y entra en escena Don Pelayo, quien se sienta en una parte del escenario y se pone a leer un pergamino, entrando de un lateral un soldado)

SOLDADO: Señor el Duque de Cantabria espera ser recibido.

PELAYO: Hazlo pasar inmediatamente.

SOLDADO 1: (Asomándose a un lado) Puede pasar, Don Pelayao le espera.

                (el soldado se queda a un lado)

DUQUE: (Entrando) Gracias.

PELAYO: (Dándole la mano) Te esperaba, siéntate.

DUQUE: Gracias.

PELAYO: Te he mandado llamar para agradecerte la colaboración prestada por tus gentes para acabar con las tropas musulmanas que se retiraban a través de los Picos de Europa.

DUQUE: No debes agradecérmelo, pues los musulmanes también son un problema para mis dominios de Cantabria.

PELAYO: He estado pensando en este problema, pues los musulmanes se han adueñado de casi toda la península en muy poco tiempo y esta derrota les habrá enfurecido y supongo que querrán vengarse.

DUQUE: Y acabar con nuestra resistencia con el fin de dominar toda península Ibérica.

PELAYO: Por eso, creo que debemos intentar buscar una solución para hacernos más fuertes y poder resistir a un enemigo tan poderoso.

 DUQUE: Si, tienes razón, pero que podemos hacer, nuestras gentes están todas preparadas, pero no tenemos más hombres para reforzar el ejercito, pues todos los que están en edad de luchar ya lo están haciendo.

PELAYO: No es por ahí por donde voy yo. Lo que te quiero proponer es firmar una Alianza, de manera que Cantabria se uniera a mi nuevo reino de Asturias y así crear un reino más poderosos y que pueda oponer una mayor resistencia a los musulmanes y porque no, plantarles cara y arrebatarles todas las tierras al norte de la Cordillera Cantábrica, a donde traeríamos a los cristianos que están sometidos con el fin de repoblar estas comarcas.

DUQUE Hombre una alianza de colaboración y defensa mutua, si es posible, pero que Cantabria pase a pertenecer a Asturias es más difícil, pues como bien sabes las gentes cántabras siempre han deseado ser libres y no han estado nunca sometidas a nadie, ni romanos, ni visigodos y ahora que casi lo han conseguido, no parece oportuno que vayan a pasar a depender de otro reino.

PELAYO: La alianza que yo te propongo. además de sellar el pacto de colaboración, sellaría nuestra amistad e iría más allá, pues mi pretensión es que unamos nuestras familias, mediante el matrimonio de mi hija Hermensida con tu hijo Alfonso, de manera que en un futuro todas estas tierras puedan estar en manos de un descendiente nuestro y por supuesto que Cantabria nunca estaría sometida a Asturias, sino que sería una parte más, con pleno derecho y donde tu seguirías gobernado con el título de Duque, tal y como lo haces ahora.

DUQUE: (Pensativo) Puede que tengas razón y de esta manera en un futuro Asturias y Cantabria formarán un estado fuerte, capaz de luchar contra los musulmanes y cualquier otro enemigo que pudiera surgir

PELAYO: No lo pensemos más y preparemos la boda de nuestros hijos, con la que sellaremos este pacto.

(Salen los duendes y el Trenti)

TRENTI: Ya esta bien, ya esta bien, todo lo queréis contar vosotros y a mi que me parta un rayo (Suena un rayo).

Bueno tampoco es para ponerse así, pues lo que pasa es que yo también estaba en aquella época y me gustaría poder contar lo que ví

DUENDE 1: No te enfades

DUENDE 2: Si todavía no hemos empezado.

TRENTI: Ya, pero si no salgo corriendo, acabáis vosostros de contar todo y a mí que me den viento.

DUENDE 1: vale, sigue tú.

DUENDE 2: Venga empieza de una vez, no tenías tantas ganas, pues empieza de una vez.

TRENTI: Pero..., ¿por donde ibais?

DUENDE 1: ¡Ah! Ves como no estabas al tanto, pues ahora ibamos a contar lo del Favila.

DUENDE 2: Cuéntales lo que pasó cuando murió Pelayo

TRENTI: Vale (Dirigiéndose al público) ¿Sabéis lo que paso a la muerte de Pelayo?

No, pues os lo voy a contar

DUENDE 1: No te enrolles tanto y vete al grano.

TRENTI: Ya empiezo, no te impacientes.

Mirad, a la muerte de Pelayo le sucedió su hijo Favila, quien murió muy pronto.

 DUENDE 2: Pero, cuenta como.

TRENTI: Mirad, Favila era muy aficionado a la cacería de osos en los montes de los Picos de Europa y en una de esas cacerías un oso le atacó despedazándole.

DUENDE 1: Ala muerte de Favila eligieron rey de Asturias a Alfonso I, hijo del duque de Cantabria, quien amplió los dominios del reino desde Asturias desde Cantabria hasta Galicia.

Con Alfonso I se instauró la dinastía Real de la Casa de Cantabria, que duró tres siglos.

TRENTI: Y a partir de aquí Cantabria pasó a ser un territorio totalmente integrado en el reino de Asturias, que más tarde se amplió al reino de Castilla y por fin, España.

DUENDE 1: Y todo esto aconteció desde la caída del Imperio Romano hasta el año 1.492, en que se descubrió América y se expulsó a los últimos musulmanes que quedaban en la península.

TRENTI: Y con estos hechos se da por terminada la Edad Media y se inicia la Edad Moderna.

DUENDE 2: Pero ahora os vamos a contar como se vivía en Cantabria en aquellos de la Edad Media.

TRENTI: Veamos en primer lugar como lo hacían en los poblados y aldeas, dependientes de los señores feudales.

(Salen los duendes y entra el Trastolillo)

TRASTOLILLO: Ahora me toca a mí.

DUENDE 1: Bueno, nosotros ya hemos terminado, os dejamos todo para vosotros dos.

TRASTOLILLO: En aquella época existía un sistema de organización llamado feudalismo, que consistía fundamentalmente en una relación de fidelidad entre señores y vasallos, mediante la cual los señores recibían tributos de sus vasallos y estos tenían derecho a recibir defensa del señor.

TRENTI: Había tres clases de vasallaje.

El vasallaje de realengo, en que el señor era el Rey

El vasallaje de Abadengo, en él que dependían de un monasterio o convento.

El vasallaje solariego en él que dependían de un señor feudal.

TRASTOLILLO:

Eso sí, todos tenían que pagar a su señor impuestos por casi todo lo que hacían.

Pagaban tributo por la cosecha que obtenían, por el derecho a vivir en la casa

TRENTI: Y por cruzar los terrenos del señor, por utilizar el monte, por moler el grano, etc.

TRASTOLILLO: Vamos, que pagaban por todo y mientras los señores vivían ricamente en sus castillos, los vasallos y siervos vivían por lo general bastante miserablemente.

(Escena del interior de una choza  y entra un matrimonio con unos sacos de grano, colocándose alrededor del fuego donde se está cocinando algo)

HOMBRE: Este año hemos tenido una cosecha aceptable, bastante mejor que la del año pasado.

MUJER: Así es, eso nos permitirá pasar un año algo más holgado y no pasar hambre.

HOMBRE: Además podremos guardar una mayor cantidad de semillas, para de esta manera el próximo año incrementar nuestros terrenos sembrados y si Dios quiere obtener una mayor cosecha, con la que podremos adquirir algunas nuevas pertenencias.

MUJER: Tu lo has dicho, podremos adquirir ropas, vasijas, etc.

HOMBRE: Alguna cabeza de ganado y nuevos aperos de labranza.

(Entra en ese momento el hijo gritando)

HIJO: Padre, padre vienen los soldados del duque

PADRE: Rápido hay que guardar algunos sacos.

MUJER: Si, rápido antes de que los vean los soldados.

(Guardan rápidamente algunos de los sacos de grano)

PADRE: Sentémonos y hagamos como si no nos hemos enterado.

HIJO: (Mirando hacia fuera) Padre están llegando

MADRE: Siéntate.

(Entran los soldados)

SOLDADO 1: Hombre, mira que bien, tienen la cosecha aquí almacenada.

SOLDADO 2: ¿Y qué tal ha sido este año?

PADRE: Bastante floja, pues todo lo que hemos obtenido está en esos sacos y no se como lo vamos a hacer para poder pasar todo el año.

SOLDADO 3: Pues, hemos venido a recoger la parte que le corresponde al Duque.

PADRE: Pero entenderá que con lo que hemos sacado este año, apenas tenemos para nosotros y si se llevan parte nos moriremos de hambre.

SOLDADO 1: Eso es problema vuestro y seguramente es por que no trabajáis en condiciones. Además estas tierras no son vuestras y tenéis que pagar el tributo correspondiente por poder explotarlas y por vivir en ellas, que para eso pertenecer al Señor Duque.

MADRE: Pero ¿qué haremos si no nos dejan lo suficiente para poder aguantar todo el año?

HIJO: Madre, entonces nos moriremos de hambre.

PADRE: No es justo, el señor ya explota con sus otros siervos sus propias fincas y obtiene suficiente cosecha

SOLDADO 2: Contentos podéis estar que os dejan vivir aquí y trabajar las tierras

SOLDADO 3: Y sabéis que es vuestra obligación trabajar las tierras adecuadamente para obtener la cosecha suficiente para vosotros y poder pagar los correspondientes tributos

SOLDADO 1: Pues el señor Duque tiene mucha gente a la que alimentar y soldados a los que cuidar, para así poder defender estas tierras y a vosotros de posibles enemigos.

PADRE: Pero es excesivo lo que todos los años nos cogéis de nuestras cosechas.

MADRE: El señor Duque tiene también que pensar que nosotros también somos sus siervos y necesitamos comer.

HIJO: Madre ¿ No se llevarán todo, verdad?

MADRE: No te preocupes hijo, ya nos arreglaremos,.

SOLDADO 2: Ya sabéis, si no estáis contentos podéis coger vuestras pertenencias, si es que tenéis alguna y marchad a otra parte.

SOLDADO 3: A ver si encontráis a otro señor que os trate mejor que el señor Duque.

PADRE: De lo que nos quejamos es que nos cobráis demasiados impuestos y tributos y nos dejáis muy poco para poder pasar el año.

MADRE: Si es que con lo que nos queda malamente podremos aguantar el año.

PADRE: Y además de lo que nos queda tenemos que guardar grano, para sembrar en la próxima cosecha.

SOLDADO 1: Lo que tenéis que hacer es holgazanear menos y trabajar más, para así mejorar la cosecha.

MADRE: Si trabajamos de sol a sol.

HIJO: Y yo también trabajo todos los días ayudando a mis padres.

PADRE: Nos es imposible hacer más, no paramos en todo el día. Solo descansamos los domingos en las horas en que tenemos que cumplir con la iglesia y como habéis visto, hasta nuestro hijo trabaja con nosotros para intentar sacar un mayor provecho a estas tierras.

MADRE: Pero cuando el año es malo, por más que nosotros hagamos la cosecha no será nunca buena.

SOLDADO 2: Bueno, se acabó la charla, recojamos la parte del señor duque y vayámonos.

SOLDADO 3: (Cogiendo unos sacos) Esta es la parte del señor, por permitir que explotéis  sus tierras y vivir en ellas.

SOLDADO 1: Y esta otra por andar y pasar por sus caminos que están en las tierras del señor.

SOLDADO 2: Esta por usar sus molinos, por pasar por sus puentes.

SOLDADO 3: Y esta otra por defenderos de todos los posibles enemigos y permitir que seáis sus siervos y no os eche de sus pertenencias.

PADRE: Es demasiado.

MADRE: Es demasiado, así no podremos seguir adelante.

HIJO: (Por lo bajo) Ladrones, más que ladrones.

(Salen los soldados con sus sacos de grano y entra corriendo el Trenti y el trastolillo)

TRENTI: Así era la vida en las familias campesinas que trabajaban en las tierras pertenecientes a un señor feudal o monasterio.

TRASTOLILLO: Pero, ¿cómo era la vida en los castillos?

TRENTI: En el castillo las preocupaciones eran muy distintas.

TRASTOLILLO: Allí estaban muy ocupados en entrenarse para la guerra.

TRENTI: El señor cuando no estaba ocupado en guerras con sus vecinos u otros enemigos, lo pasaba unas veces organizando torneos, fiestas , ceremonias de vasallaje, escuchando a los juglares, entreteniéndose con los bufones o visitando sus posesiones.

(Escena de Castillo, están dos caballeros y entra el señor feudal, con dos dos soldados de escolta)

SOLDADO 2: ¡Atención, el señor duque!

SOLDADO 3: Todos de pie

(Los soldados se colocan uno a cada lado)

DUQUE: Mis queridos y estimados vasallos, hoy por fin ha llegado vuestro día y vais a ser nombrados caballeros

CABALLERO 2: Cosa que os agradeceremos eternamente, noble señor.

CABALLERO 1: Así es y que os pagaremos con nuestro servicio y lealtad hasta la muerte, noble señor.

DUQUE: Veamos, comencemos la ceremonia.

Caballero, tiene Usted la armadura y el armamento necesario en perfectas condiciones, para poder alcanzar el rango de caballero.

CABALLERO 2: Así es, señor y aquí están a su disposición, que bien guardadas y cuidadas las he tenido durante estos días, especialmente durante toda   esta noche.

DUQUE: Por lo tanto llegado este momento, a que se compromete Usted, mi vasallo.

CABALLERO 1: Prometo estar siempre preparado para la lucha en caso necesario, así como a defender las nobles causas ,a las doncellas y personas dignas en apuros y para ello me prepararé y entrenaré diariamente.

DUQUE: Yo prometo cuidarte , respetarte, protegerte y que no te falte de nada mientras cumplas con lo aquí pactado y este a mi servicio.

CABALLERO 1: Prometo serte fiel y obedecerte en todo momento, así como estar a su disposición las 24 horas del día.

DUQUE: (Dándole unos golpecitos en el hombro con la espada) Yo te nombro por medio de este acto caballero.

CABALLERO 1: Gracias mi señor.

(Se repite la ceremonia con el otro caballero)

DUQUE: Para celebrar este acontecimiento, vamos a realizar un torneo entre los nuevos caballeros.

(Entablan una lucha entre los dos caballeros y al acabar)

SOLDADO 2: (Sale hacia un costado y mira) Señor ha llegado un juglar que dice traer noticias importantes que contaros a vos.

DUQUE: Muy bien, veo que os habéis preparado bien, para ser dos grandes caballeros.

Sentaros a mi lado y escuchemos las noticias que nos trae el juglar.

Haz pasar a ese juglar

(Entra un juglar a la llamada del soldado)

DUQUE: ¿Qué nuevas nos traéis de las tierras vecinas.

JUGLAR: Ahora mismo voy a contaros

lo que por ahí se dice que pasó

a vuestro rico y poderoso vecino

el llamado Conde Olinos

por no tener sangre real

y desear casarse

con una princesa real.

DUQUE: Pues cuenta y a de una vez y no nos tengas más tiempo intrigados.

JUGLAR: Escuchen todos ustedes

lo que les voy a contar

y les sirva como ejemplo

de a lo que cada uno

puede y debe aspirar.

DUQUE:  Juglar, nos estás aburriendo con tus poesías y forma de hablar, pero empieza de una vez ya a contarnos, lo que de verdad deseamos oír.

JUGLAR: Cuentan y dicen señor duque y demás caballeros que:

                               Romance del conde Olinos

JUGLAR: Escuchen señores

(Romance del Conde Olinos)

(Al acabar el juglar, todos se quedan pensativos, ante tal noticia y entra un bufón saltando, bailando y haciendo juegos de malabares, con la finalidad de alegrar a la gente y hacerles cambiar la expresión triste de sus caras)

CABALLERO 1: Hoy no es día apropiado para que nos vengas con tus bufonadas.

CABALLERO 2: No ves que acabamos de recibir una mala noticia.

(El soldado 3 intenta coger al bufón para sacarle de la sala)

DUQUE: ¡Dejarle! Quizá nos venga bien y nos alegre un poco el día, pues no solo se debe de vivir de escuchas malas noticias. Además si pasó tal cual se dice, el Conde Olinos debería haber pensado que sus aspiraciones no iban a ser consentidas por la reina.

JUGLAR: Usted lo ha dicho señor,

cada uno somos lo que somos

y es de buen caballero

conformarnos tal cual somos

y no aspirar a llegar

a tener sangre real

DUQUE: Bufón continúa.

JUGLAR: Bufón cuéntanos alguna gracia

que nos haga reír

y sino retírate rápidamente

donde el señor no te pueda ver,

pues de contrario

de las orejas te hará colgar

y de esa manera

todos reiremos

de la gracia que nos hará

DUQUE: Tú juglar a callar, que no se te ha dado permiso para seguir.

BUFÓN:  Señor, escuchen esta copla,

que a buen seguro

le hará reír.

A la puerta de un sordo

cantaba un mudo

y un ciego le miraba

con disimulo

Dentro un cojo

bailaba seguidillas

con desahogo.

DUQUE: No está mal, pero no ha sido lo suficientemente graciosa como para cambiarnos la cara a los aquí presentes

BUFÓN: Escuche señor, ¿usted sabe que vale más, un camello o un dromedario?

DUQUE: Y qué sé yo

BUFÓN: Mire iban un día de paseo, por las posesiones musulmanas del sur de la península, un camello y un dromedario, discutiendo quien de los dos valía más, y al no llegar a un acuerdo el camello le dijo al dromedario:

- Comparado contigo,

más valgo yo.

No me cabe duda

Yo tengo dos jorobas

tú solo tienes una.

(Bufón se pone a dar saltos de alegría y los demás a reir)

DUQUE: No ha estado mal, pero para acabar este día tan especial, estamos todos invitados a una suculenta comida en los comedores del castillo.

(Todos se levantan y se van, saliendo un duende y una Anjana  nuevamente)

DUENDE 3: Y así pasaban la mayor parte del tiempo en los castillos.

ANJANA: Y como habéis visto la vida era totalmente diferente a la vida en las aldeas.

DUENDE : Y las preocupaciones totalmente diferentes.

ANJANA: Y mientras eso pasaba en las aldeas y castillos dependientes de los señores, en algunos de los poblados de Cantabria, con el fin de organizarse los hombres se reunían en los CONCEJOS.

DUENDE 3: Se reunían a la sombra de un árbol o en la entrada de la iglesia.

ANJANA: Y se reunían al toque de campana.

DUENDE 3: A esas reuniones soplo podían asistir los hombres y en ellas  decidían sobre como organizarse.

ANJANA: Por ejemplo para repartirse la  leña de los montes y los pastos comunales.

DUENDE 3: E incluso sobre si continuar con un señor o cambiar a otro que les ofreciera mejores condiciones.

ANJANA: Y mientras tanto en las ciudades y en las villas, como Santander, Santoña, Laredo, etc., vivían dedicados al comercio, a la artesanía y también lógicamente a la pesca, pues la estas eran villas marineras.

DUENDE 3: Además los habitantes de estas villas y ciudades eran más libres y no dependían de los señores feudales, ni de los monasterios, sino que dependían directamente del Rey.

ANJANA: Las villas tenían sus propios fueros que eran unas leyes distintas a las que había en las pertenencias de los señores o de los monasterios .

DUENDE 3: Los fueros eran concesiones dadas a estas villas por el Rey y por ese motivo los habitantes de ellas eran gozaban de una mayor libertad.

ANJANA: Los monasterios en esa época estaban dirigidos por un Abad, que era equivalente a un señor feudal, pues también tenían grandes posesiones.

DUENDE 3: Y por supuestos cantidad de siervos y campesinos que trabajan las tierras dependientes del monasterio y que al igual que ocurría con las tierras de los señores feudales, pagaban fuertes tributos por casi todo.

ANJANA: Cabe destacar que la cultura en esta época estaba casi reudcida a los monasterios, pues eran los monjes y curas casi los únicos que sabían leer y escribir.

DUENDE  3: Así es pues el pueblo era analfabeto en su casi totalidad.

ANJANA: Así pasaron los años y se acabó la Edad Media.

DUENDE 3: Pero la historia no se acaba y a partir de este momento comenzó un nuevo periodo que se llamó la Edad Moderna, que ya les mostraremos en próximas ediciones.