terapias dolor

Terapias alternativas para el dolor físico y emocional

El estrés y el dolor a menudo van de la mano. La hipnosis, la meditación y la relajación pueden ayudar a romper el ciclo. Si estás pensando en probar estas formas de enfrentar el dolor, querrás saber qué esperar y cómo funcionan.

Hipnosis (hipnoterapia)

Si estás imaginando un acto escénico dirigido por un hombre con un reloj columpio que consigue voluntarios para caminar como un pollo o ladrar como un perro, olvídate de eso. La hipnosis clínica es una terapia real en la que aprendes cómo usar el poder de tu mente para ayudar a hacer cambios positivos. Y tú tienes el control.

Durante la hipnosis, te centrarás en la relajación y en dejar de lado los pensamientos que te distraen. Puedes estar más abierto a sugerencias y objetivos específicos, como disminuir el dolor. Después de la sesión, tu terapeuta repasará las cosas que puede hacer para ayudarte a alcanzar esos objetivos.

Las investigaciones muestran que la hipnosis médica puede ayudar con el dolor repentino (agudo) y prolongado (crónico) causado por el cáncer, las quemaduras y la artritis reumatoide. También puede aliviar la ansiedad que algunas personas sienten antes de la cirugía.

Para encontrar un hipnoterapeuta con la titulación requerida, Habla con tu médico o con el colegio oficial de médicos.

Meditación

La meditación es como el entrenamiento cerebral. Cualquiera puede hacerlo, en cualquier momento y en cualquier lugar.

Los estudios sugieren que hacer de la meditación un hábito puede ayudar a las personas a controlar su dolor, la autoestima y reducir la ansiedad, la depresión y el estrés.

Los detalles varían, dependiendo del tipo de meditación que elijas hacer, pero todo se reduce a pasar unos minutos (o más) enfocando tu atención en una cosa, como tu respiración o una palabra o frase que te inspire o consuele. A medida que meditas, es probable que surjan otros pensamientos. Está bien. Solo dirige tu atención a lo que eligiste para enfocarse.

La meditación es segura de realizar además de (no en lugar de) los tratamientos recomendados por el médico.

Terapias de relajación

Estos incluyen técnicas que apuntan a aliviar el estrés. Además de la meditación, los principales tipos incluyen:

Relajación muscular progresiva. Lentamente tensas cada grupo muscular, mantienes la tensión brevemente y luego lo dejas ir. Harás esto de manera sistemática, por ejemplo, comenzando con los músculos de los dedos de los pies y ascendiendo por tu cuerpo. Te ayuda a tomar conciencia, y a liberar las áreas en las que estás tenso.

Si tienes una enfermedad cardiovascular (cardíaca) que no está bien controlada, debes saltarte la relajación muscular progresiva. Tensionar los músculos abdominales puede generar presión en la cavidad torácica, ralentizar el pulso y obstaculizar el flujo de sangre que regresa al corazón.

Entrenamiento autogénico Esta técnica usa imágenes visuales y conciencia corporal para ayudar a relajarse. La persona imagina estar en un lugar pacífico y luego se enfoca en diferentes sensaciones físicas, como la pesadez de las extremidades o un latido del corazón tranquilo. Las personas pueden practicar por su cuenta, crear sus propias imágenes o ser guiadas por un terapeuta.

Respiración. Es algo que haces cada segundo de cada día, pero a menudo, nos olvidamos de que está sucediendo. Puedes practicar sintonizar tu respiración como una forma de meditación: dentro y fuera, dentro y fuera. También puedes aprender a hacer ejercicios de respiración. Por ejemplo, puedes respirar lentamente mientras cuentas hasta 4, aguantas la respiración por 7 cuentas más y luego exhalas por 8 tiempos.

La mejor manera de aprender técnicas de relajación es con la ayuda de un practicante capacitado. Por lo general, estas técnicas se enseñan en una clase grupal y luego se practican regularmente en casa.

Si has tenido psicosis o epilepsia, es posible que desees hablar con el médico antes de intentar la meditación. Se han recibido informes de personas con episodios agudos adicionales después de una meditación profunda y prolongada.

La hipnosis o la relajación profunda a veces pueden empeorar los problemas psicológicos en personas con trastorno de estrés postraumático o que son vulnerables a los recuerdos traumáticos reprimidos. Primero debes consultar con su médico.