botulismo

¿Qué es el botulismo?

El botulismo es una enfermedad peligrosa causada por la infección con la bacteria Clostridium botulinum. La bacteria produce toxinas que se dirigen al sistema nervioso y causan debilidad muscular y parálisis. Si la afección no se trata, la parálisis puede llegar a los pulmones y causar insuficiencia respiratoria.

El botulismo se puede dividir en tres tipos principales:

  • Botulismo transmitido por los alimentos: los alimentos pueden contaminarse con C. botulinum del suelo infectado. Si la comida no se cocina o conserva adecuadamente, las bacterias comienzan a producir las toxinas.
  • Botulismo infantil: Esto ocurre en bebés menores de un año que ingieren la bacteria, que luego produce la toxina dentro de sus intestinos. Los bebés mayores de un año tienen bacterias en el intestino que impiden que C. botulinum produzca las toxinas.
  • Botulismo de las heridas: Este tipo de botulismo aparece en drogadictos con heridas que se infectan con C. botulinum. 

¿Cómo se propaga el botulismo?

C. botulinum comúnmente está en el suelo y el agua, donde puede vivir por largos períodos de tiempo. En presencia de bajos niveles de oxígeno y temperaturas favorables, C. botulinum produce la toxina botulínica. Esta toxina normalmente se destruye por el calor, pero si la comida no se cocina adecuadamente, la toxina puede ser ingerida. El botulismo de heridas generalmente ocurre entre personas que se inyectan sustancias ilegales. Las esporas entran en una herida y continúan liberando la toxina.

Síntomas del botulismo

Los síntomas del botulismo transmitido por los alimentos pueden desarrollarse en tan solo 6 horas hasta 8 días después de la exposición a la toxina. Los síntomas iniciales generalmente incluyen náuseas, diarrea y vómitos. Alrededor de 12 a 36 horas después de la exposición, pueden aparecer síntomas de afectación neurológica, como dificultad para hablar, visión doble, debilidad muscular y parálisis.

En el caso del botulismo de la herida, los síntomas pueden tardar de 4 a 14 días en manifestarse, comenzando en los pares craneales y luego afectando gradualmente a otras partes del cuerpo a medida que aumentan los efectos tóxicos. Los síntomas neurológicos del botulismo de la herida pueden tardar más tiempo en desarrollarse que en el botulismo transmitido por los alimentos, aunque son similares entre los dos tipos. Los síntomas que involucran al sistema nervioso en el botulismo de la herida incluyen visión doble, debilidad facial, boca seca, dificultad para tragar y dificultad para hablar.

El botulismo infantil se vuelve sintomático entre 3 y 30 días después de haber ingerido la bacteria. Inicialmente, el bebé puede estar estreñido, rehusarse a alimentarse y parecer perezoso. A esto le siguen síntomas más graves, como reducción del tono muscular, reflejos deficientes e incapacidad para succionar.

Diagnóstico y tratamiento

El botulismo puede sospecharse en función de los síntomas del paciente y los detalles que brindan sobre la posible exposición a C. Botulinum. El diagnóstico se puede confirmar con una muestra de heces o de la herida y al paciente se le administra una antitoxina para evitar la progresión de la enfermedad. Las antitoxinas son anticuerpos que pueden neutralizar la toxina al bloquear sus efectos sobre el sistema nervioso. Si es necesario, a un paciente se le brinda soporte respiratorio con un respirador y se le proporcionan nutrientes y líquidos mediante un goteo intravenoso.

Prevención

La única medida de prevención conocida para el botulismo infantil es evitar el consumo de miel en bebés menores de 12 meses de edad.

El botulismo transmitido por los alimentos ha sido más frecuentemente de los alimentos enlatados en el hogar con bajo contenido de ácido, como el jugo de zanahoria, espárragos, judías verdes, remolacha y maíz.

Otras fuentes de infección incluyen ajo o hierbas almacenadas cubiertas de aceite sin acidificación, pimientos picantes, papas al horno mal manejadas envueltas en papel de aluminio, y pescado enlatado en casa o fermentado. Las personas que hacen conservas en casa deben seguir estrictos procedimientos higiénicos para reducir la contaminación de los alimentos. Los aceites infundidos con ajo o hierbas deben refrigerarse.

Los médicos pueden tratar de eliminar los alimentos contaminados aún en el intestino induciendo el vómito o usando enemas. Las heridas deben tratarse, generalmente quirúrgicamente, para eliminar la fuente de las bacterias productoras de toxinas. Una buena atención de apoyo en un hospital es la base de la terapia para todas las formas de botulismo.

Además, cada caso de botulismo transmitido por los alimentos es una posible emergencia de salud pública, ya que es necesario identificar el origen del brote y garantizar que todas las personas que han estado expuestas a la toxina hayan sido identificadas y que no queden alimentos contaminados.