La detección precoz puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte cuando hablamos de cáncer de mama. Los expertos lo tienen muy claro: una tasa de curación del 60% es alta, pero no impide que esta patología siga siendo la primera causa de muerte por cáncer en mujeres españolas de 45 a 55 años. 

Prevenir la enfermedad e intentar evitar las recaídas es muy importante. Así lo destacó el doctor Fernando Colmenajero, del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, en el IV Congreso de Ginecología y Obstetricia de Aragón celebrado esta semana. Hizo hincapié en que "una mamografía a tiempo en pacientes sin síntomas es vital, ya que con ella la patología se puede encontrar antes que palpando".

El 70% aún es poco

¿Quiénes deben hacerse una mamografía? Todas las mujeres a partir de los 50 y hasta los 69 años, según establece la campaña de detección precoz del cáncer de mama. Algunas comunidades autónomas adelantan la edad de inicio a los 45 años. Y, por supuesto, también las mujeres que se les detecta un problema o tienen antecedentes hereditarios pasan por estas pruebas a edades más tempranas. 

El 70% de las mujeres a quienes va destinada esta campaña precoz asisten a la consulta. Es decir, aún hay tres de cada diez mujeres que no se hacen la mamografía. Eso significa que hay mucho camino aún por recorrer, si tenemos en cuenta que, hoy por hoy, la mamografía es el la mejor herramienta con la que contamos para saber si nuestro pecho está sano o no.

¿Por qué a partir de los 50 y cada dos años?

Los 50 años de edad para el inicio de la campaña para la detección precoz del cáncer de mama y la frecuencia bianual son las recomendaciones que da la Comisión Europea (y que sigue también España). Respecto a la edad, sólo el 20% de los casos de cáncer de mama se encuentra en mujeres menores de 49 años y, sumado a ello, la constitución del pecho es todavía demasiado densa como para detectar un tumor pequeño siempre que éste exista. Por eso, la mamografía es menos fiable por debajo de los 50 años.

¿Cada dos años? Sí, porque parece que la frecuencia bienal de la prueba mantiene los beneficios de la frecuencia anual, reduciendo la mortalidad en porcentajes que van del 24% al 29%, pero bajando el número de falsos positivos a la mitad. Hay que recordar que los falsos positivos implican muchas biopsias adicionales, con lo que ello supone de coste económico y psicológico para la paciente.

Artículo obtenido en el Blog saludable