Las mujeres activas sexualmente o las mayores de 18 años deben hacerse una revisión ginecológica al menos una vez al año.

Este examen médico es primordial para comprobar el buen estado de salud y del funcionamiento de los órganos reproductores. Una de las pruebas que conforman la revisión es la prueba de Papanicolaou o citología vaginal.

La revisión ginecológica es motivo de incomodidad para muchas mujeres, las más jóvenes suelen mostrar cierto pudor y retrasan todo lo posible su primera visita al ginecólogo. Un buen conocimiento del procedimiento que se lleva a cabo durante la revisión, y de los requisitos que hay que cumplir para estar preparada, puede servir para disminuir ese temor y conocer lo imprescindible que es dicho análisis. Una de las pruebas que más reparo suele ocasionar es la prueba del Papanicolaou.

¿Qué es el frotis de Pap?

La prueba de Papanicolaou es un método en el que se examinan las células del cuello uterino y de la vagina para obtener información sobre el funcionamiento hormonal, y así saber si existe o no una infección, además de para revisar la morfología del aparato reproductor. Asimismo, es necesaria para detectar un posible cáncer de cuello uterino

¿Cómo se realiza?

La paciente reposa su cuerpo en una camilla y apoya sus piernas sobre dos estribos para colocar la pelvis de forma adecuada para la prueba. El médico extrae una muestra de células del cuello uterino raspando alrededor del cuello del útero con una espátula, e introduce luego un pequeño cepillo. Las células obtenidas se fijan en una pequeña lámina de vidrio y se envían al laboratorio para el análisis. Puede ser normal notar una sensación de molestia, pero en principio no debe causar dolor.

La frecuencia de este análisis para las mujeres sexualmente activas y para las que tienen entre 18 y 65 años debe ser de una vez cada uno o dos años. Además, antes de realizarse este test hay que tener en cuenta algunos aspectos relativos a la higiene vaginal. Es aconsejable acudir cuando no se esté con el periodo menstrual (entre 10 y 20 días después del último sangrado), y se debería evitar mantener relaciones sexuales o lavados vaginales las 24 horas antes de hacerse la prueba.

Fuente: El blog saludable