La felicidad es una palabra tan utilizada, que al final, pierde todo su sentido y su contexto a través de la rutina del término. En realidad, la felicidad no es estar en las nubes todo el día sino tener un nivel de satisfacción adecuado con el presente. Por ejemplo, si tuvieras que valorar tu vida del 1 al 10, entonces, estarías satisfecho con ella en caso de que dieras una puntuación a partir de 7.
En cambio, por ejemplo, en caso de que dieses un 3 está claro que debes pensar en las razones por las que no te sientes bien. Existe una película muy bonita en la cartelera actual que te permite reflexionar mejor sobre la felicidad: Maktub.
¿Qué o quién te impide ser feliz? Es muy curioso porque dependiendo del tipo de respuesta que des a esta pregunta puede suceder que te des cuenta de que tú eres tu mayor enemigo a la hora de sentirte bien. No te permites disfrutar porque vives conectado con el pensamiento negativo, también puede suceder que arrastres ansiedad, problemas laborales, decepciones con los amigos… La vida incluye estos y otros muchos matices, es decir, nadie es completamente feliz. Siempre existe la sensación de que algo podría cambiar para mejor. Pero también para peor, por ello, en un momento de euforia es habitual sentir pánico de perder lo que se tiene.
Intenta ser feliz en el presente porque el destino es imprevisible e incierto. Nadie tiene un pacto de cien años firmado con la vida. De hecho, cada fin de semana, personas jóvenes dejan su vida en la carretera.