La sociedad actual es individualista al extremo algo que en ciertos momentos resulta hasta preocupante.

Existen personas que ya no tienen la costumbre de invitar a amigos y familiares a su casa con el objetivo de disfrutar de un rato agradable. Personas que no entienden que tener un invitado en casa es mostrarle el cariño a esa persona y hacerle sentir especial

Por el contrario, seguro que habrás comprobado que aunque hay amigas que nunca te invitaron a su casa por su cumpleaños, otras personas, son totalmente hospitalarias y te sientes tan bien estando en su hogar como en el tuyo. Lo cierto es que este sentimiento de bienestar contribuye más de lo que parece al fortalecimiento de la relación.

Por el contrario, el hecho de sentirte un extraño en casa de alguien con quien en apariencia tienes confianza, no es del todo positivo, ni siquiera, es natural. La amistad lleva a compartir, el compartir más pleno es aquel que se puede producir en el seno de la casa donde puedes convertirte en anfitriona a la hora de homenajear a tus visitas, preparar una velada con cariño… No tiene que ser nada espectacular, lo más sencillo del mundo, suele ser lo que más se aprecia.

Es bonito tener confianza para ir a la casa de una amiga tuya y no es tan bonito no tenerla. Está claro que al final, debes aceptar a cada persona tal y como es, pero lo cierto es que los comportamientos de los demás, también determinan en parte la calidad de una relación.

Invita a tus amigas a casa, haz planes con ellas, busca momentos para compartir, sencillamente, porque además de alimentar el cariño también se trata de planes económicos que han crecido con la crisis económica. Puedes organizar una cena, ver una película de vídeo y preparar una sesión de cine en casa… Este artículo es un homenaje a aquellas personas que más allá del individualismo social no se dejan influenciar por el entorno y tienen la puerta abierta para recibir con cariño a amigos y familiares. Es una pena que en la sociedad actual haya comunidades de vecinos en las que la gente ni se  conoce.

Por otra parte, cuando acudes de invitada a una casa puedes tener un detalle y llevar un postre o una bebida como agradecimiento interior por ese gesto tan bonito que han tenido contigo.  

No hay que tener una casa muy grande para ser la anfitriona perfecta, tampoco tienes que ser soltero y vivir solo (es decir, puedes vivir con familia), lo único que hace falta es tener generosidad, ilusión y ganas por sorprender con planes de este tipo a tu familia y a tus mejores amigos. Si no lo haces con ellos.. entonces... ¿Con quién lo harás? .