A medida que envejecemos,
las mujeres ganamos peso.
Esto ocurre porque acumulamos mucha
información en nuestra cabeza.
Pero claro, llega un punto en que tanta
información no cabe en nuestra cabecita.
Así que esta información acumulada empieza
a distribuirse por todo el cuerpo. ¡Y ahora lo entiendo todo!
¡No me sobran kilos!, ¡no estoy gorda!
¡Soy culta, muy culta!