Anécdota de la Fidelidad
Yo estaba muy feliz.
Mi novia y yo decidimos casarnos.
Mis padres nos ayudaron en toda forma posible, mis amigos me apoyaban.
Y mi novia era un sueño.
Solo había una cosa que me molestaba mucho: su mejor amiga.
Su amiga era inteligente, preciosa… Y a veces flirteaba conmigo, lo que me consternaba.
Un día, la amiga de mi novia me llamó por teléfono y me pidió que fuera a su casa a ayudarle con la lista de los invitados a la boda, así que fui para allá y cuando llegue ella estaba sola. Me susurró que ya que me iba a casar con su mejor amiga, y teniendo en cuenta que ella tenia ciertos sentimientos y deseos hacia mi persona, podríamos estar juntos, sólo una vez, antes de que yo me comprometiera para siempre.
¿Que podía decir?
Estaba totalmente sorprendido, y simplemente no pude decir palabra.
Así que me dijo:
“Iré a mi dormitorio, y si tú lo deseas, entra y me tendrás.”
Admiré su preciosa silueta mecerse al subir las escaleras.
Me levante del sillón y estuve así, de pie, por un momento.
Me di vuelta y fui a la puerta principal, la abrí y salí a la calle con dirección a mi coche.
¡Mi novia estaba allí fuera!
Con lágrimas en sus ojos, me abrazo y me dijo: “Estoy muy feliz y orgullosa de ti. Has pasado mi pequeña prueba. No podía tener a un mejor hombre como esposo!”
Moraleja:
Deja siempre tus condones en el coche.