Después de un año, los bomberos siguen con las tareas de salvamento, cuando de pronto, levantan un bloque de hormigón de 2000 kilos y aparece uno de Bilbao.
- ¡¡¡Aiva la ostia!!! Pues anda que no habéis tardau en rescatarme, jolín, ya me estaba muriendo de sed.
Los bomberos, la policía, los médicos, los periodistas,... todos se quedan alucinados mirando al vasco, sin creérselo, y el vasco sigue:
- Venga un txuletón jolín, y un txacolí que estoy seco, pues.
Un bombero, aún sin poder creer lo que ve, le pregunta:
- Oiga, perdone, ¿en la planta donde estaba usted, sabe si queda algún superviviente?
- Y yó que ostias sé, jolín, si yo venía en el avión.