Este domingo por la tarde han emitido en Cine de Barrio la que sin duda, es una de las mejores películas de Marisol.
Aquella niña prodigio que conquistó el corazón de muchas generaciones: Un rayo de luz describe la historia de una pequeña que consigue cautivar a un abuelo un tanto gruñón. Más allá de esta cuestión, la realidad es que la historia que se esconde detrás de Pepa Flores es digna de admiración y de respeto.
En una sociedad en la que muchas personas hacen cualquier cosa por un minuto de gloria, ella, por el contrario, a pesar de tener un currículum excelente, ha preferido alejarse de los medios de comunicación en busca de la intimidad de su Málaga natal. Una tierra a la que siempre se ha sentido muy unida y donde goza del cariño de su gente, pero especialmente, de la libertad y el anonimato que siempre ha buscado.
La infancia es uno de los periodos de la vida más importantes para cualquier persona. Ella, nos regaló su infancia gracias a su trabajo, a su música y a la perfección de aquellos ojos azules que resultan inolvidables. Por ello, es de entender que Pepa Flores, quiera dejar atrás a Marisol para recuperar el tiempo perdido, para poder mirar dentro de sí misma y poder entrar en contacto con la soledad de su alma y de su identidad.
Mientras tanto, y mientras la leyenda sigue en aumento, siempre nos quedarán sus películas. Títulos como Un rayo de luz o Tómbola forman parte de una lista interminable de títulos recomendables para todos los públicos que suponen un encuentro con esa nostalgia tan mágica de la infancia. Pepa Flores es todo un ejemplo de coherencia. Está apartada de los medios de comunicación y en un segundo plano. Ese segundo plano con el que seguramente tanto soñó cuando era una niña envidiada por los demás.