Fracaso para el diálogo social. Ese podria ser el resumen de toda esta situación que se está creando ante la nueva reforma laboral que el PP, gobernando con mayoría absoluta tras las últimas elecciones, ha hecho siguiendo cuidadosamente las indicaciones de una Patronal que una vez más, ha pisoteado el Estatuto de los trabajadores y ha dejado nuestros derechos a un lado para regirse sólo por sus propios intereses. Pero, ¿quién defiende a los trabajadores españoles? Los sindicatos mayoritarios desde luego que no, y tras reunirse con la ministra de trabajo para conocer de cerca los detalles de esta reforma plantean una concetración para el domingo 19 de febrero que sin duda de poco o nada servirá para parar esta avalancha que se nos viene encima a los españoles.
Contratación más barata para los jóvenes, aumento de la flexibilidad o rebajas en las indemnizaciones para los despidos entre otras cosas, van a suponer en los próximos meses, verdaderos quebraderos de cabeza para una sociedad que está ya hundida en altas tasas de paro, frustación y decepción y que ve impotente como se aplican unas medidas que ni de lejos parece que vayan a favorecer la mejoría de la crisis que nos ataca.
Pero, ¿en qué nos afecta esta reforma laboral a punto de entrar en funcionamiento?. Muchas son las dudas y también las posibles enmiendas que puedan introducir cambios en esta reforma, pero de momento, os contamos lo que ya está claro que ha cambiado en el mercado laboral.
- Con la reforma laboral las modificaciones sustanciales de los contratos se vuelven mucho más sencillas e incluyen además la rebaja de salarios por parte de empresas que puedan justificar motivos económicos, productivos u organizativos para ello. No es necesario ni siquiera que la empresa tenga pérdidas, simplemente que gane menos que en meses anteriores y podrán aplicar estas rebajas de forma individual o colectiva. La empresa simplemente deberá dar un preaviso de 15 días al trabajador para comunicarle la rebaja en su sueldo y el trabajador podrá negarse a aceptarlo, eso sí, obteniendo a cambio un despido con una indemnización de 20 días por año con un máximo de 9 mensualidades. La situación en este caso para un trabajador se plantea dura, ¿que hago?, ¿dejo que rebajen mi salario y me paguen por debajo de lo que marca mi convenio a cambio de mantener mi empleo o solicito el despido y a saber cuando vuelvo a encontrar trabajo?...
- La flexibilidad laboral tantas veces reclamada por la Patronal también queda muy bien establecida en esta reforma. Si no hay un acuerdo en la distribución irregular de la jornada, el empresario dispondrá de un mínimo de un 5% de la jornada laboral de cada uno de sus trabajadores para dstribuirla libremente, eso sí, al menos respetando los descansos mínimos ya establecidos entre jornadas.
- Al igual que el empresario podrá decidir una rebaja en el salario del trabajador, también podrá imponer una reducción de su horario (desde un 10% de mismo y hasta un 70%) o incluso suspender su contrato por las mismas causas del punto 1. Además, los trabajadores a tiempo parcial podrán realizar horas extra.
- Pero esto no es todo con respecto a los salarios, las empresas, que hasta hoy debían regirse por las tablas salariales de cada convenio, fuese provincial, estatal o de empresa, podrán ahora descolgarse de su convenio tras llegar a un acuerdo con los representantes de los trabajadores (si los hubiera). El descuelgue significará que la empresa podrá pagar por debajo de lo establecido en convenio, modificar la jornada, el horario, el sistema de trabajo...
- Esta reforma también incluye las cifras de subidas máximas que se acordaron entre la CEOE y UGT y CCOO y que obligan a no superar el 0,5% de subida de salario base para el 2012 y el 0,6% para el 2013... Irrisorio.
- Cualquier empresa podrá también despedir a un trabajador, que en un tiempo no superior a 2 meses haya estado de baja al menos 9 días.
- Por último, el despido se convierte en uno de los motivos más importantes para desvirtuar al trabajador español con reducciones en las indemnizaciones, que hasta ahora eran de 45 días por año trabajado con un máximo de 42 mensualidades (en los despidos improcedentes) y que ahora quedan en 33 días por año con un máximo de 24 mensualidades. Eso sí, al menos los trabajadores que estuvieran contratados antes del 12.02.2012 podrán tener las cosas un poco más a su favor: Su indemnización en caso de despido improcedente resultará de calcular 45 días por año desde el primer día de contratación hasta el 12.02.2012 y 33 días por año a partir de esa fecha y hasta el día del despido. En este caso, los trabajadores también mantendría las 42 mensualidades. El despido objetivo se recrudece también y se generaliza a los 20 días de indemnización modificando las causas que pueden favorecerlo. A las causas ya conocidas, se añade ahora que cualquier empresa que acumule tres trimestres de pérdidas podrá despedir de forma justificada a sus empleados y será labor del trabajador el defender la procedencia o no de su despido.
A todo esto debemos añadir que la contratación temporal que tan perjudicial se ha demostrado que es, se mantiene, es más, se permitirá la encadenación de contratos temporales durante 24 meses. A esto debemos añadir que los el contrato de formación también se modifica, ampliando hasta los 3 años su duración.
Y para colmo, se crea un nuevo contrato indefinido para empresas de menos de 50 trabajadores, que permitirá despedir a la persona contratada sin indemnización, ni preaviso, ni motivo, durante el primer año de contrato. Si esto no es destrucción de empleo...
En fin, como veis esta reforma, que la Ministra de Trabajo tilda de "histórica" porque "sentará las bases para que crear empleo estable cuanto antes" y "ayudará a destruir la fuerte sangría del desempleo", es sólo beneficiosa a los ojos de los empresarios, y está por ver que en algún momento, a corto o largo plazo, consiga frenar las cifras de desempleo que crecen cada mes. Desde luego que no facilitan que la rueda del consumismo gire, porque una vez más, los que sufren las consecuencias de una crisis que no han causado son los trabajadores, ahogados ya por los pagos, las hipotecas, los precios de los productos de primera necesidad, y que cada vez menos se plantean la posiblidad de favorecer un consumismo que es la clave para la mejoría de todo y que mientras no crezca, seguirá haciendo empeorar las cifras de la crisis.