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Lo principal es que encuentres una postura cómoda para amamantar al bebé y logres que este se agarre bien al pecho. Una vez hayas conseguido esto, amamantar a tu bebé podrá convertirse en una experiencia sumamente gratificante que contribuirá a reforzar el vínculo madre e hijo.

He aquí algunos consejos adicionales que pueden ayudarte a relajarte y disfrutar al máximo de la experiencia:

Debes tener una caja o cesto cerca del lugar donde sueles amamantar al bebé (junto a la cama, en el sofá, etc.) Coloca dentro un botellín de agua, tentempiés saludables, el teléfono móvil o inalámbrico (para no tener que levantarse a atender o hacer llamadas), varios baberos o paños de algodón por si el bebé babea o regurgita algo de leche y los mandos del televisor, el reproductor de DVD o el equipo de música, por si te apetece ver o escuchar algo durante la toma.

Encuentra la postura que te resulte más cómoda y no la cambies para que el bebé pueda habituarse a esa rutina y acabe aceptándola. A muchas madres les gusta sentarse en una mecedora o en un sillón con apoyabrazos.

Dales un descanso a tus pies y a tu espalda. Puedes apoyar los pies en un escabel (banco para reposar los pies) y/o utilizar cojines o almohadas para estar más cómoda. Algunas mujeres encuentran muy útiles y cómodos los cojines de lactancia en forma de media rosquilla o los almohadones grandes con respaldo y brazos a cada lado para dar el pecho en la cama.