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Mientras que muchas mujeres embarazadas no dudan en hablar del reflujo ácido, las piernas hinchadas o el dolor de espalda provocado por el embarazo, pocas se atreven a hablar abiertamente de sus problemas de estreñimiento y hemorroides. Sin embargo, se dice que entre el 30 y el 40% de las mujeres embarazadas están afectadas. ¿Cómo se puede superar este problema? Hagamos un balance de la situación.

El estreñimiento es bastante común durante el embarazo. No es grave y no tiene consecuencias sobre el embarazo, pero a menudo basta con revisar la dieta para volver a la normalidad.

Estreñimiento y embarazo: una dolencia común

El estreñimiento durante el embarazo no es sorprendente. De hecho, varios fenómenos contribuyen a ello:

Al principio, pero también durante los 9 meses de embarazo, la impregnación hormonal (progesterona) ralentiza los movimientos del intestino.

Al acercarse el término, el útero, que se ha vuelto imponente, dificulta el tránsito.

A estos dos fenómenos fisiológicos se suma una disminución de la actividad física (que suele tener un efecto de "masaje" beneficioso para los intestinos).

Aunque el estreñimiento no supone un riesgo grave ni para la madre ni para el bebé, puede ser muy embarazoso si se mantiene durante mucho tiempo. 

Estreñimiento y embarazo: ¿Qué comer?

Antes de recetar nada, cualquier buen médico te aconsejará, efectivamente, que revises tu dieta y que:

  • Elije las fibras blandas de las verduras y frutas frescas no irritantes que favorecen el tránsito intestinal. Un consumo diario de 400 a 600 gramos de verduras precocinadas y de 300 a 400 gramos de verduras y frutas crudas cubrirá la ingesta necesaria.
  • Bebas un vaso de agua fría por la mañana al levantarte. El agua fría, al estimular la mucosa gástrica, favorece el reflejo estomacal-colónico, provocando una aceleración del tránsito colónico.
  • Bebe mucho y entre comidas: al menos un litro y medio o dos al día (agua, caldos, zumo de fruta fresca, leche, infusiones...).
  • Elije el pan de salvado en vez de pan blanco.
  • Come suficiente fruta y verdura (espinacas, naranjas, manzanas, ciruelas pasas), así como alimentos ricos en fibra (pan integral, alimentos con almidón (patatas), legumbres, verduras verdes, hortalizas crudas...).
  • Come al menos un plato de verduras con pan y varias frutas cada día.

El ejercicio físico reduce el riesgo de estreñimiento

Además de prevenir las náuseas matutinas durante el primer trimestre del embarazo, mantenerse activa también es beneficioso contra el estreñimiento. De hecho, si puedes, practica una actividad muscular regular (caminar, nadar, gimnasia suave...).

Además, es importante defecar en cuanto se sienta la necesidad, sin resistirse nunca a las ganas.

Estreñimiento y embarazo: ¿Cuándo consultar?

Si, después de varios días, estas medidas resultan ineficaces o en caso de dolor, es posible que el médico deba recetarte algún medicamento: laxantes suaves que no irriten el intestino, mucílagos para mejorar la hidratación de las heces, lactulosa y lactitol que se toleran bien... En los casos de estreñimiento pertinaz (es decir, prolongado e inusual), los supositorios a base de glicerina o las micro-láminas son los más eficaces, pero no pueden utilizarse a largo plazo.

Las hemorroides, una enfermedad dolorosa

En las mujeres embarazadas, el riesgo de estas dilataciones de las venas, situadas dentro o alrededor del ano, es aún mayor. De hecho, en contra de una idea muy extendida, las hemorroides no son venas, sino que se refieren al tejido del canal anal. Así que todos tenemos "hemorroides". Sólo se manifiestan de forma dolorosa en el caso de las trombosis hemorroidales, secundarias a la rotura de una vena superficial del plexo hemorroidal, lo que provoca la formación de un hematoma a tensión.

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En las mujeres embarazadas es una patología frecuente, sobre todo a partir del sexto mes de embarazo y durante el parto. El útero, cada vez más grande, comprime las venas del interior del vientre, lo que altera la circulación sanguínea, provocando sobre todo una sensación de pesadez en las piernas, incluso varices y hemorroides.

Se manifiestan con picores, irritación, sangrado durante o después de la defecación...

Estreñimiento: la principal causa de las hemorroides en el embarazo

El estreñimiento, que se caracteriza por una ralentización del movimiento intestinal, asociada a la deshidratación de las heces, es un fenómeno común en las mujeres embarazadas. La causa es la progesterona, una hormona producida en grandes cantidades durante el embarazo que "duerme los músculos del intestino". Es el único factor conocido que favorece la aparición de la trombosis hemorroidal. El estreñimiento también es responsable de otra causa común de dolor por estreñimiento en las mujeres embarazadas: la fisura anal.

Hemorroides, ¿Afectan al bebé?

Las afecciones hemorroidales no suponen ningún riesgo para tu salud ni para la del bebé. Sin embargo, las hemorroides pueden ser muy dolorosas en caso de trombosis, o provocar una hemorragia indolora al evacuar las heces. Por lo tanto, no dudes en hablar con tu médico en cuanto experimentes dificultades anales para establecer rápidamente el diagnóstico y comenzar el tratamiento.

Aunque sea muy íntimo, no debemos dejar que esta preocupación por la salud se convierta en un tabú. El examen en sí mismo no es en absoluto doloroso y no es más desagradable que un examen ginecológico: se realiza a cuatro patas en la mesa de examen, la parte superior del cuerpo apoyada en los antebrazos; el profesional realiza observaciones clínicas bajo el espéculo, un instrumento diseñado para extender los bordes de ciertos orificios del cuerpo humano (espéculo anal, rectal, vaginal).

Hemorroides y embarazo: tratamientos médicos eficaces y adaptados

Durante el embarazo, el tratamiento es sobre todo local, con pomadas que reducen el dolor y la inflamación.

En función del diagnóstico, el médico prescribirá un tratamiento a base de corticoides (pomada o espuma) que se aplicará localmente. Por otra parte, los antiinflamatorios no esteroideos están contraindicados en las mujeres embarazadas y los venotónicos se consideran innecesarios, por lo que no se indican. Si el tratamiento médico fracasa, la cirugía es posible entre el tercer y el sexto mes de embarazo, más allá del cual existe el riesgo de parto prematuro.

Para limitar el dolor: Para tu higiene íntima, elije los productos sin jabón en vez de soluciones antisépticas, que son demasiado irritantes.

Embarazo: Consejos para prevenir las hemorroides

La prevención sigue siendo la palabra clave, especialmente para las mujeres que ya experimentaban este inconveniente antes de su embarazo. Como medida preventiva, no te obligues a empujar si estás estreñida. Además, adopta la posición correcta en el inodoro: coloca un pequeño banco bajo los pies para elevar las caderas, inclínate hacia delante sin estar comprimida y mete el estómago al exhalar. Esto aumenta la presión abdominal hacia abajo y hacia delante y facilita la evacuación de las heces. Se evita, en la medida de lo posible, estar de pie durante mucho tiempo.

Unas sencillas medidas higiénicas y dietéticas también ayudan a combatir el estreñimiento, un factor que favorece las patologías hemorroidales. Por ello, se recomienda beber al menos dos litros de líquido al día y consumir alimentos ricos en fibra, como verduras, frutas y cereales. 

Toma aguas minerales ricas en magnesio, que aceleran el tránsito. Para evitar el dolor, debes evitar los platos picantes, los alimentos con cafeína y los alimentos grasos. Evita el arroz y las zanahorias cocidas.

Por último, el ejercicio físico (nadar, caminar...) puede realizarse con regularidad, salvo que esté contraindicado por el médico.

Afortunadamente, estas molestias volverán a la normalidad unos meses después del nacimiento de tu bebé.

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